Diferente

Todos somos diferentes, pero nos encanta asimilarnos, acomodarnos, conformarnos. Somos distintos, individuos, pero nos gusta amoldarnos como gelatinas que temen ser diferentes, un poco por el miedo a la inercia y a salir de la cáscara que muestre nuestro verdadero rostro. No existe persona igual a otra, por mucho que se parezca, ni aún los gemelos son idénticos. No obstante, en la práctica cotidiana, la mayoría de las personas le teme en demasía aparecer como diferente a la manada. Opinar sin levantar olas Para no parecer distinto, la mayoría de las personas tiende a acomodarse a la opinión mayoritaria, y aunque en lo íntimo en algún momento discrepe, por “mantener la armonía” (viejo resabio de cobardía), simplemente callará, se quedará en el silencio cómplice de la “mayoría silenciosa”, la de aquellos que por no alterar la comodidad de los acontecimientos cotidianos opta por el mutismo. La “mayoría” que en tiempos de crisis, confusión ética y autoritarismo, simplemente elige cal...