Un momento, que puede ser el más importante de tu vida

Un viejo adagio dice: "Vive cada momento como si fuera el último". 

Lamentablemente, muchas veces lo olvidamos y nos dejamos llevar por la vorágine de los acontecimientos sin detenernos a pensar que probablemente aquel sea el último.

Hoy pensé, mientras leía sobre Chile, que tal vez es preciso recuperar aquellos momentos en la mente, entender que es necesario detenerse a saborear la vida, porque, puede ser nuestro último momento, o al menos, uno que no se volverá a repetir.

Fue hace cinco años, junto a mi familia iniciamos un viaje inolvidable de vacaciones. Recorrimos 7000 kilómetros en nuestro auto. Salimos desde Entre Ríos, Argentina, viajamos por el centro del país hasta llegar a Mendoza, atravesamos la cordillera, llegamos a Los Andes y luego nos dirigimos hasta Iquique. Luego de pasar algunas semanas en esa ciudad hicimos el camino de regreso, pero esta vez atravesando casi todo Chile desde el desierto hasta la montaña, hasta llegar a Osorno, luego pasamos nuevamente la cordillera hasta Neuquén, en el lado argentino y recorrimos ciudades y pueblos, pasando por Buenos Aires, hasta llegar a nuestro hogar.



Fue un mes de viaje, muchas horas inolvidables en el auto, cantando, jugando, peleando, conversando, riéndonos, visitando pueblos, amigos, lugares desconocidos, otros conocidos, buscando hoteles, restaurantes que nos satisficieran a los cuatro, sufriendo con el auto que no nos dejó nunca en la ruta, pero que a ratos nos hizo pasar susto... lo que no sabíamos es que ese sería nuestro último viaje como familia, al menos en esas condiciones.  Nuestra hija no estaba casada aún y el hijo aún no ingresaba a la Universidad.

Hoy mi hija vive en España junto a su esposo, mi hijo vive en Argentina y continua su carrera universitaria y nosotros, momentáneamente estamos en Australia... Cada vez que pienso en ese viaje me da nostalgia. Tal vez me digo a veces, debería haber conversado más con mi hija, o dedicado más tiempo a mi hijo. Capaz que si hubiera sabido, en vez de dedicar un mes, hubiese hecho los arreglos para estar dos meses. No sé, era un momento importante, y simplemente ya pasó.

Lo atesoro como una vacación hermosa. Un momento inolvidable, de esos que son para endulzar el alma y acompañarnos en las noches de invierno cuando estamos contemplando fotografías, bebiéndonos un café y retozando entre recuerdos y vivencias ya pasadas.

Los momentos pasan, los recuerdos quedan. Los instantes se van, pero las vivencias se pegan al cuerpo y a la memoria.

Aún en circunstancias difíciles es posible aprender a vivir con una actitud distinta. Podemos estar viviendo momentos inolvidables, y tal vez no sepamos apreciarlos por estar imbuidos de otros quehaceres o de situaciones que nos llevan como lastre por la vida.

Se vive un segundo a la vez y es preciso vivirlo a fondo, de otro modo, podemos estarnos perdiendo lo mejor de nuestra vida, por olvidarnos simplemente de vivir, como dice la canción de Julio Iglesias: "Me olvidé de vivir"... no quisiera que eso me pasara nunca a mi, ni a nadie.

Comentarios

  1. Vivo en estos momentos las concecuencias del terremoto (chile)y asumo cada minuto vivido de esta experiencia en esta oportunidad ...pero tambien le explico a mis hijos como lograr "sobrevivir " les digo que quisas les toque otra vez pasar por esta experiencia,pero sin alarma,sin miedo...solo saber vivirlo.Como dices cada minuto de nuestras vidas tienen que ser una experiencia ...la mas importante de nuestras vidas.

    ResponderEliminar
  2. Muy Lindo Pastor. Un abrazo Armando

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.

Entradas populares de este blog

Carta al futuro novio de mi hija

Maledicencia, el pecado del que no se habla

¿Discípulos pobres e ignorantes? ¿Se sostiene el mito?