Nacido de mujer

Todo ser humano nace de mujer. La primera persona en darnos un abrazo, una palabra, un gesto de ternura, una sonrisa llena de cariño, es una mujer. ¿Por qué entonces la actitud que asumen quienes no son mujeres hacia quienes les han prodigado tanto amor y cariño? Es una locura, para no creerlo. Si la tierra se congelara en este instante y luego de siglos alguien la descubriera y luego estudiara sus restos... una de las cosas que más sorprendería es la actitud de desdén que los seres humanos tienen hacia las personas a quienes deberían procurar más cariño.

El otro día me sorprendía al escuchar a un niño de nueve años hablar de manera tan desdeñosa en relación a la mujer en general que no pude evitar preguntarle:

—¿Por qué tratas así a las mujeres? ¿No te das cuenta que tu madre también es mujer?


El niño no me respondió, pero me quedó mirando como si estuviera hablando en un idioma extraño, y simplemente se quedó callado. Con su silencio comprendí que hay actitudes que no tienen explicación, simplemente son así, irracionales, caprichosas, absurdas y necias. Son conductas que no tienen nada que ver con la racionalidad de una relación humana basada en el respeto, la consideración y la mutualidad.

Un cristiano debería caracterizarse por mostrar una visión diferente de la realidad. Quien se dice seguidor del Maestro de Galilea debería entender que él dejó una pauta de conducta, el contexto cultural no debe indicar lo que es correcto o no.

Cuando todos maltrataban a las mujeres menstruantes, él alabó a una diciendo que nadie tenía más fe que ella. Cuando se consideraba que la mujer sólo podía ser salva a través de un varón, él llamó a una de esas despreciadas del pueblo “hija de Abraham”, integrándola con plenos derechos al seno del pueblo elegido. Jesús fue el modelo, no la tradición sexista que nos asfixia.

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