Un momento de bendiciones

Antes de ayer estuve en un concierto de Jesús Adrián Romero. Es uno de mis cantantes cristianos preferidos. La canción “Mi universo” debe ser, seguramente, el canto cristiano más impactante escrito en los últimos años, cada vez que lo escucho me emociona.

El concierto se realizó en el Centro de Convenciones Polyforum de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, México. Un hermoso lugar, moderno, amplio, limpio, de líneas contemporáneas y una arquitectura digna de una ciudad de primer mundo. El lugar con capacidad para 4000 personas fue un digno espacio para recibir a este pastor y cantante cristiano que logra reunir en un mismo recinto a personas de todas las corrientes teológicas cristianas.

Mientras esperábamos para entrar al recinto comencé a observar que había personas de distintas generaciones, niños, adolescentes, jóvenes, algunos jóvenes maduros (como yo, por ejemplo) y algunos ancianos (entre los que no me cuento yo, por supuesto). El lugar estaba completamente lleno, no cabía una persona más.
Disfruté cada minuto. Me emocioné hasta las lágrimas con algunas de sus meditaciones, especialmente, un momento especial cuando hizo una reflexión en relación a su canto “Mágicas Princesas”, dedicado a sus hijas, y luego hizo un pedido de perdón a nombre de los padres a todas las hijas maltratadas, abusadas, heridas y dañadas por sus padres, fue un momento muy emotivo, la mayoría de los que allí estábamos derramamos lágrimas.

Sé que algún conservador legalista romperá vestiduras al enterarse que fui a un concierto de este cantante, no suelo dar explicaciones de lo que hago y no vivo en función de la imagen. Lo que me interesa en este momento es reflexionar sobre lo que viví.

Un rincón para la unidad 

Pude ver a miles de cristianos que asisten a diversas congregaciones cantando alabanzas a Dios, escuchando la Palabra de Dios, siendo exhortados a aceptar a Cristo como su salvador (en algún momento hizo un llamado a los no cristianos presentes). Durante un momento nos unió la esperanza. Fuimos llevados al trono de la gracia por el entusiasmo de sabernos perdonados por un Dios de amor que en Cristo nos ha redimido. El perdón nos unió.

Cuando salí del recinto, me encontré con algunos adventistas y personas de otras congregaciones. Observé algunos de los vehículos en el largo rato que estuve en el estacionamiento intentando salir con mi automóvil, en la larga fila vi que muchos automóviles tenían mensajes cristianos: Cristo viene; Dios es amor; Unidos por la gracia; Jesús: León y cordero; Hijos de la paz en guerra contra el pecado; etc.

Vi logos de distintas congregaciones. Personas que seguramente llegarán a sus iglesias y se gozarán contando sobre un momento de alegría especial, donde fuimos reunidos en torno a la alabanza.

Pensé por un momento que así será el cielo: Llegarán cristianos de todas las denominaciones; personas que serán bienvenidas por el Rey de Reyes, que probablemente no escucharon algunas lecciones bíblicas, o que no aceptaron algunas doctrinas que algunos suponen básicas, pero que sin embargo, estarán porque la condición para la salvación sigue siendo la misma: “Creer en Jesús” (Jn. 3:16).

El triunfalismo a veces nos hace perder perspectiva. Nos solemos olvidar que la salvación no depende de los seres humanos sino de Dios, y que su justicia es diferente a la nuestra. ¡Qué felicidad me da pensar que el que juzga es Dios y no nosotros! Los seres humanos somos parciales, triunfalistas, orgullosos en nuestra vanidad religiosa, excluyentes, discriminadores, juzgadores de hermanos de otra denominación, etc. Gracias Dios porque él es el juez, y gracias porque sé que su justicia es superior, infinitamente superior a nuestras mezquindades denominacionales.

Hermanos sobre todo 

En algún momento, mientras esperábamos junto a Mery, para que comenzara el concierto, comenzamos a conversar con las personas que estaban a nuestro lado. En algún momento nos preguntaron de dónde veníamos, les dijimos que éramos extranjeros, y mencionamos el lugar donde vivíamos. Resultó ser que ellos viven en un pueblo cercano a donde está la universidad en la que trabajamos.

Lo inusual vino luego y enseguida, sin conocernos, sin saber quiénes somos realmente, nos invitaron a su casa. Nos dieron su dirección, nos dijeron a quién preguntar por ellos, la esposa de quien nos hablaba es profesora, así que muy conocida en el lugar.

Me sentí abrumado y agradecido. En primer lugar, nunca antes nos habíamos visto, sin embargo, al estar en una reunión religiosa en seguida sintieron que éramos hermanos y nos trataron de esa forma. Lo mismo sucedió con un grupo de damas que nos saludaron, especialmente a Mery, como si nos conocieran de toda la vida, con una alegría contagiante.

¿Cuándo aprenderemos los cristianos a ser hermanos? ¿Cuándo dejaremos el discurso de los Corintios: Yo soy de Apolo, yo de Pablo, yo de Cristo? ¿Cuándo comenzaremos a entender que aceptar a Cristo nos hace hermanos, más allá de nuestras diferencias de apreciación teológica?

Cristo debería unir, no separar. Solía participar en un Círculo Pastoral, donde supuestamente los que escriben son sólo pastores, pero me salí, entre otras cosas, porque las descalificaciones, las ironías, los improperios, las ofensas eran el pan de cada día, palabras salidas de personas que supuestamente habían hecho el compromiso de predicar de amor, tolerancia, integración, redención, perdón, etc. Fui más bendecido en una reunión con hermanos de otras congregaciones que todos los meses que estuve en el llamado “círculo pastoral”.

Una vida guiada por prejuicios 

Es desconcertante entender que los cristianos estamos llamados a predicar del amor de Dios, pero entre nosotros solemos tratarnos de manera tal que damos un triste espectáculo al mundo y tratar a quienes no opinan como nosotros como si fueran enemigos de Dios.

No olvido una conversación que tuve en Australia con una compañera de universidad que era musulmana. Provenía de Pakistán, cuando le conté que era cristiano su primera reacción fue de susto. Cuando le pregunté por su reacción simplemente me dijo:

―Es que no había conversado con un cristiano, me dan miedo.

Yo me reí y le dije:

―Yo tampoco había hablado con un musulmán, también me dan miedo.

Ambos nos pusimos a reír. Nos dimos cuenta que los prejuicios separan, muestran una imagen distorsionada y no permiten conocer verdaderamente. Luego me contó que ellos, los musulmanes, piensan que nosotros los cristianos somos hijos del demonio, que matamos, destruimos, violentamos y luego exclamamos que es a nombre de Dios.

―Cristo no me gusta ―me dijo a manera de conclusión.

Mientras ella hablaba pensé lo mismo sobre ella, que tenía los mismos prejuicios y me dieron ganas de decirle: Mahoma tampoco me gusta.

Los prejuicios separan, nos muestran una realidad que destruye nuestra capacidad de examinar objetivamente .
Puedo estar en desacuerdo con la idea teológica de alguien, pero eso no me da derecho a descalificarlo, maltratarlo, excluirlo, discriminarlo, motejarlo, etc. Jesús dijo: “Tengo ovejas en otro redil” (Jn. 10:16)… y a veces, con nuestro triunfalismo pensamos que el “otro redil”, son los otros, los que no están con nosotros, y ¿qué tal si Jesús se refería a nosotros? ¿Qué si somos nosotros el otro redil del que Jesús hablaba?

No comparto algunas ideas teológicas de Jesús Adrían Romero, pero es mi hermano, porque igual que yo declaramos que Cristo es nuestro salvador. Su ministerio me ha ayudado a entender algunos aspectos de Cristo que a veces he pasado por alto, en momentos difíciles sus cantos me han ministrado. El himno “Mi universo” llegó a mi vida en un momento terrible, y fue un bálsamo, por eso lo canto cada vez que puedo, y me trae paz, me habla de un Dios de amor que quiere ser mi universo, que anhela que lo tenga en cuenta no sólo un día a la semana sino a cada momento. Es una bella oración cantada que me ha ministrado en más de algún momento. Les dejo la letra, tal vez, les pueda hacer tanto bien a sus vidas como lo ha hecho con la mía,  los invito a leer esta oración:

Mi universo 

Que seas mi universo
no quiero darte solo un rato de mi tiempo
no quiero separate un día solamente

Que seas mi universo
no quiero darte mis palabras como gotas
quiero un diluvio de alabanzas en mi boca

Que seas mi universo
Que seas todo lo que siento y lo que pienso
Que seas el primer aliento en la mañana
y la luz en mi ventana

Que seas mi universo
Que llenes cada uno de mis pensamientos
Que tu presencia y tu poder sean mi alimento
oh Jesús es mi deseo

Que seas mi universo
no quiero darte solo parte de mis años
te quiero dueño de mi tiempo y de mi espacio

Que seas mi universo
no quiero hacer mi voluntad quiero agradarte
y cada sueño que hay en mi quiero entregarte

//Que seas mi universo
Que seas todo lo que siento y lo que pienso
Que seas el primer aliento en la mañana
y la luz de mi ventana
Que seas mi universo
Que llenes cada uno de mis pensamientos
Que tu presencia y tu poder sean mi alimento
Oh Jesús es mi deseo...//

© Dr. Miguel Ángel Núñez. Prohibida su reproducción parcial o completa sin la autorización expresa del autor.

Comentarios

  1. Dios le bendiga pastor, estoy en merida y aquí también hay prejuicios, pero con la ayuda de Dios iremos trabajando para poder llegar a esa unión mas aya de doctrinas, sino como personas que amamos a Dios.
    estoy llegando de un retiro con los jóvenes de este lugar, fue una gran bendición, ya que compartimos con jóvenes de otras denominaciones, especialmente católicos. fue tan feliz, nos unimos en Jesús y las diferencias quedaron fuera.

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  2. Yo también crecí con muchos prejuicios hacia los que no eran de mi religión(Adventista), durante muchos años, vengo de abuelos adventistas, tengo 54 años, me bauticé hace 34 años, creo que hoy en día ha cambiado la manera de pensar en nuestras iglesias, claro que siempre habrá hermanos muy tradicionalistas, tenemos que aprender a convivir con ellos, es parte de nuestro diario vivir y crecer en gracia. Comparto con los sentimientos que ud. sintió en ese concierto, porque yo también fui a verlo con mi esposa cuando vino este año a Lima en estadio San Marcos. Ojala y con el tiempo superemos esta barrera de prejuicios que tanto mal ha causado y seguirá causando entre hermanos.Bendiciones Pastor.

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