Artículo anterior: Iglesia, murmuración, chisme y rumor Un sabio fue visitado por alguien que se puso a hablar mal de otro amigo del sabio, y este le dijo: —Después de tanto tiempo, me visitas para cometer ante mí tres delitos: primero, procurando que odie a una persona a la que amaba; segundo, preocupándome con tus avisos y haciéndome perder la serenidad; y tercero, acusándote a ti mismo de calumniador y malediciente. Si todos tuviéramos la misma actitud del sabio, no habría maledicientes. Para que una persona hable mal de otra, se necesita alguien que escuche. El que oye es tan culpable como el que habla. Como dijera de manera cómica Tito Maccio Plauto (251—184 a.C.), el autor de comedias latino: Los que propagan el chisme y los que la escuchan, todos ellos deberían ser colgados: los propagadores por la lengua, y los oyentes por las orejas . Maledicencia es sinónimo de calumnia, difamación, engaño, mentira, malicia y vituperio. La forma de lograr que se produz...
Muchas gracias pastor por este post, realmente digno de reflexión.
ResponderEliminarenviar este tipo de información cristiana a la persona siguiente verónica.sedo@hotmail.com....(observar que lleva un punto después de la palabra verónica)..gracias
ResponderEliminarJESUS SENOR DE SENOR, CABALLERO NOBLE Y EQUILIBRADO LLENO DE AMOR Y COMPASION...ATENTO SIN SER SERVIL...PORTE DE DIOS...POR QUE ERA DIOS...HECHO HOMBRE...GRACIAS POR HABERNOS CREADO Y DARNOS LA CAPACIDAD DE ANALIZARTE Y CONOCERTE Y REGOCIJARNOS EN TI..
ResponderEliminar