¿Y si no merecen honra?


Todos los años, cuando llega el “día de las madres” y “el día de los padres” me surge la misma inquietud: ¿Cómo le damos honra a padres que no merecen que se les honre? ¿Cómo cumplimos el mandato sin sentirnos que estamos actuando de manera hipócrita frente a madres y padres que se han comportado de una manera impropia?

Quienes leen mis artículos saben que tengo el más alto concepto de mi madre a quién respeto y amo como una mujer extraordinaria. Sin embargo, no es el mismo sentimiento que tengo hacia mi progenitor, a quien admiro porque siempre fue un hombre trabajador y honrado, sin embargo, no fue padre, al menos como debería haberlo sido, o al menos como sus hijos lo hemos sido con nuestros hijos por ejemplo de nuestra madre.

Por lo tanto, he tenido que hacerme la misma pregunta más de una vez. He pensado en la pertinencia de este artículo, y lo escribo pensando en todos aquellos hijos que de un modo u otro tienen el mismo dilema que me he planteado yo.



El mandato

El mandato bíblico es claro:
“Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios” (Éxodo 20:12; también repetido en Deuteronomio 5:16).
En términos normales el mandato tiene dos presuposiciones:
  • Pretende que los hijos sean agradecidos a sus padres, puesto que ellos les han sustentado, protegido y amado. 
  • Entiende que la función de los padres es representativa de la acción de Dios, en los mismos términos anteriores, es decir, sustento, cuidado, amor y protección. 
Hasta allí pareciera que todo estuviera claro. No obstante, hay una gran “pero”. Una situación que durante mucho tiempo se ha soslayado y a la que no hemos querido mirar o simplemente, como una suerte de negación, no deseamos hacerle frente.

Cuando el mandato se rompe

¿Qué hacer cuando los padres en vez de proteger, sustentar y amar hacen todo lo contrario?

Abuso: Muchas madres y padres han sido y son abusivos con sus hijos. No sólo me refiero al abuso físico, sexual y psicológico, sino a múltiples micro violencias y situaciones que dejan marcas indelebles en la vida de sus hijos.

Aún recuerdo el impacto que me produjo cuando una amiga me contó entre lágrimas que el día en que se atrevió, ya siendo adulta, a hablar con su madre para encararla por su conducta abusiva ésta le espetó de manera cortante, sarcástica y prepotente:

—Si te imaginas que te voy a pedir perdón, ¡estás muy equivocada! ¡No pienso sentir culpa por ti ni por nadie!

Ese fue el golpe de gracia que terminó de hundir las esperanzas de mi amiga de que su madre alguna vez sería diferente.

Violencia: Hay muchas formas de violencia y todas hacen daño. Minimizar cualquiera de sus manifestaciones es ironizar con la vida de quienes han padecido en carne propia el impacto de la violencia en cualquiera de sus expresiones. Hay violencia activa y también pasiva. Está la violencia que se ejerce con saña, con premeditación y alevosía, y está aquella que se manifiesta en apatía, indiferencia y ausencia. En todos los casos, las heridas que dejan son profundas y dolorosas.

Una vez alguien me dijo:

—Tal vez si me hubiese pegado me habría dolido menos que la indiferencia que ha tenido conmigo siempre.

Y tenía razón. Como dijera alguna vez William Shakespeare:
Las heridas que no se ven son las más profundas.
Abandono: Muchos padres abandonan a sus hijos, algunos dejándolos en la indefensión y convirtiéndolos en niños o jóvenes con serias secuelas, incluidos los efectos de la mala nutrición, los riesgos sociales o situaciones de trabajo infantil por sobrevivencia.

Una de mis alumnas alguna vez me contó, entre lágrimas, el tremendo esfuerzo que le demandó viajar para visitar a su madre, quien se había ido, dejándola sin cuidado y sin ayuda de nadie cuando era una niña. Fue criada por familiares lejanos y amigos. Sin embargo, lo que más le dolió, fue la indiferencia con la que se encontró. Ella se había forjado expectativas con dicho encuentro y me dijo:

—Fue como si me hubiera abandonado por segunda vez.

Ausencia emocional: Otro tipo de abandono es el de los padres emocionalmente ausentes de la vida de sus hijos, incluso algunos estando al lado de ellos. Han dado alimento, pero no cariño. Han invertido tiempo en trabajar, pero nunca en escuchar. Han creído que su función era indicar lo que tenían que hacer sus hijos, fijar reglas, pero no se dieron el trabajo de ser padres. No construyeron una relación afectiva con sus hijos.

Uno de mis alumnos me dijo una vez, con los puños apretados y con una mirada gélida:

—Detesto el día de los padres. Me siento obligado a ir donde mi padre para entregarle una tarjeta o un presente, pero eso es mentirme a mí mismo. Él nunca estuvo cuando lo necesité, y nunca me ha dicho una palabra ni de agradecimiento ni me ha pedido perdón por su error. Simplemente se ha comportado como un ser ausente. No me gusta este día, ni tampoco las fiestas familiares porque lo tengo que ver, con sus muecas y sonrisas falsas, porque yo conozco a la persona que está detrás de esa máscara.

La tiranía y el autoritarismo: Muchos padres han sido y son tiranos crueles, dictadores que no consideran la opinión de sus hijos, ni tampoco les dan la oportunidad de expresarse de ninguna manera. Consideran que ellos son amos y señores en la vida de sus hijos a quienes terminan asfixiando con su despotismo y actitud arrogante.

Un joven, en una de las universidades

—Me voy lo más lejos posible, donde sé que mi padre nunca llegará. No quiero volver a verlo nunca más, ni siquiera saber que existe.




¿Qué hacemos frente a estos hechos reales? ¿Cómo encaramos el dolor de los hijos e hijas que han sido dañados profundamente por aquellos que supuestamente deberían haberlos amado incondicionalmente?

Es interesante que los animales, aun los más “salvajes”, tratan con cariño a sus crías, así que cuando le decimos “animal” a un padre o madre que trata con crueldad a sus hijos, es en muchos sentidos, un insulto para muchas especies del reino animal que tienen una conducta totalmente diferente a la de muchos seres humanos.

El que pretenda que se debe “honrar” incondicionalmente a padres abusivos, violentos, autoritarios, dictadores, crueles, implacables, castradores y ausentes, simplemente pone una carga demasiado pesada en los hombros de quienes han sido abusados, violentados, reprimidos, acosados, maltratados, injuriados, castrados y abandonados. Es fácil, desde la vereda de la normalidad, convertirse en jueces de quienes han sufrido lo indecible a manos de quienes debían amarlos. Otra cosa es sufrir en carne propia lo que han padecido algunos hasta lo inimaginable.

Hechos que deben tenerse en cuenta:
  • El amor no es un mandato, es una respuesta. No se puede exigir a los hijos amor incondicional cuando lo que se ha dado es otra cosa. 
  • El respeto no se impone, se gana. Pretender que por el sólo hecho de ser padres merecemos ser respetados, es no entender el verdadero sentido del respeto ni de la paternidad. 
  • La honra es para los padres, y en este sentido, es necesario una disquisición que debe entenderse con claridad. Madre no es la que engendra, sino la que actúa como madre. Padre no es el que provee la simiente de la vida, sino el que cría y acompaña. No nos equivoquemos: Padre y madre no se refiere a sementales ni incubadoras, sino a individuos que representan con dignidad un rol. En ese sentido, conozco a “padres y madres extraordinarias” que se han comportado como tales aún cuando sus “hijos” no nacieron de sus cuerpos ni fueron fruto de sus vidas. 
Es fácil amar a padres y madres que aman incondicionalmente. Es sencillo abrazar a quienes se han comportado como padres y madres de una manera correcta. Lo contrario, es una tarea que exige una fuerza de voluntad extraordinaria y una capacidad emocional que en muchos casos, excede las capacidades de personas normales.

Una hija, que fue abusada sexualmente por su propio padre, me dijo una vez:

—Nadie en la familia entiende por qué nunca lo abrazo y por qué nunca he permitido que mi hija se le acerque ni lo he dejado a solas con ella. Es un secreto que me corroe y me destruye. Verlo tan tranquilo, aún con lo que me hizo, me está matando.

No pude impedir que las lágrimas anegaran mis ojos cuando escuché esa declaración. Tampoco le permitiría a mi hija ni a mi hijo acercarse a un abuelo así. ¿Tú lo harías?


Algunos principios bíblicos claves

“Si se arrepiente, perdónale” (Lucas 17:3). Pocos se dan cuenta que este versículo señala un “sí” condicional. ¿Si… se arrepiente? ¿Y si no lo hace? ¿Qué hacemos en ese caso? Pues, como he escrito en algunos de mis libros u otros artículos, en ese caso, el perdón sin condiciones simplemente parece un chiste. En ese caso, sólo un milagro puede darnos las herramientas emocionales adecuadas para perdonar, tal como señala Philip Yancey, en ese caso el perdón es un milagro divino, y tal como señala la especialista en violencia doméstica Marie Fortune, perdonar en estas condiciones, no implica necesariamente reconciliación

“No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal” (Romanos 12:21). En ese caso, el principio bíblico es no pagar con la misma moneda, permitir que el mal, así como en una herida infectada fluya, que no se detenga ni nos convierta en seres vengativos o rencorosos. Pero, del mismo modo, eso no es una carta abierta para que la reconciliación sea instantánea.

“Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar” (Mateo 11:28). Podemos ir a Dios con nuestras cargas y trabajos, que él nos dará el descanso que no logramos para nuestras mentes heridas por las personas que debían protegernos y cuidarnos.

La mejor celebración

¿Cómo celebramos en medio del dolor del abuso, la indiferencia, el abandono, la violencia y el autoritarismo?

Convertirnos en sobrevivientes. Para romper el ciclo, para vivir, para no dejar que el abuso nos hunda ni la violencia nos destruya. Con una vida que prospera frente al dolor, sin convertirse en lo mismo que se recibió, estamos cantando a la vida y de esa forma construyendo algo diferente.

Un día mi hijo adolescente me dijo:

—Papi, por qué siempre me abrazas y no dejas que me vaya de casa sin darme un abrazo.

Sonreí frente a su manifestación de adolescente inmaduro y le contesté con un abrazo mientras le decía al oído:

—Para que cuando no estés y hayas partido, nunca olvides que tuviste a un padre que nunca ha dejado de amarte, desde el instante que supe que nacerías.


Hace una semana me sonreí con alegría cuando mi hijo, hoy un adulto a punto de ser un profesional, me dijo por Facebook:

—Papi, estoy necesitando uno de tus abrazos de oso.


No pude evitar las lágrimas y pensé: “Se rompió el ciclo. Soy un sobreviviente. Mi hijo recibió otro mensaje”.

Triunfar en el bien y en la felicidad. Que nuestro éxito y felicidad sea la reprensión para la vida de quienes no cumplieron su tarea. No hay mejor manera de decirles: No pudieron conmigo, no me destruyeron, que convirtiéndose en personas que tengan éxito positivo y felicidad. La vida es demasiado corta y el rencor demasiado largo, no vale la pena arriesgar la felicidad presente y futura por no dejar las cargas de amarguras a un lado.

Confrontar positivamente. La pus, es una sustancia maligna que si no se drena ni se limpia, tarde o temprano infecta las heridas y gangrena la carne. Lo mismo con los sentimientos y emociones que no se expresan. Algunos hijos dicen: ¿Para qué? Pues, para que limpies tu mente y tu interior y dejes que eso fluya. Es probable que tus progenitores, especialmente si nunca han pedido perdón, no lo entiendan y hasta se sientan ofendidos, pero no lo hagas por ellos, hazlo por ti. Para que la amargura no te corroa, ni el rencor te destruya. Deja que esas emociones salgan, si ellos no reaccionan, al menos tendrás la paz de que hiciste tu parte. Ser proactivo y expresar con asertividad, no es fácil, pero es el camino de la sanidad emocional.

Alejarte, si te hace mal. El último paso, el más difícil, el incomprendido, pero el necesario si queremos definitivamente construir una vida resiliente. Cuando nos enfrentamos a progenitores que sistemáticamente dañan, que no reconocen, que no piden perdón, que se mantienen en el abuso, entonces, es necesario alejarse física y emocionalmente, para no ser destruido definitivamente por quienes no entienden el daño que ocasionan.

Una querida amiga, me dijo hace un tiempo:

—Opté por irme, por no llamar, por no visitar, por no hablar. Para ellos son una hija ingrata, sin embargo, ellos nunca han aceptado lo que hicieron ni lo que hacen. Eso me daña y me destruye. No quiero eso para mi vida, ni tampoco para mis hijos.

Puede que lo aceptemos o no, pero es la salida de quienes no tienen salida por la tozudez de quienes nunca han pedido perdón ni han intentado la reconciliación.

Conclusión

Como escribí hace tiempo en otro artículo titulado: “¿Será feliz el día de las madres?, hay madres que han sido: ausentes, abusivas, maltratadoras, negligentes, paranoicas, castradoras, autoritarias, violentas, desalentadoras, prepotentes, lejanas emocionalmente, poco comprometidas, injustas, opresivas, golpeadoras, agresivas, descuidadas, apáticas, indolentes, maniáticas, lunáticas, déspotas, dictadoras, tiranas, dominantes, absorbentes, llenas de ira, represoras, desmoralizadoras, atemorizantes, amedrentadoras e irresponsables.


Esto también vale para muchos padres. Es una realidad que no podemos obviar. Negarlo es irresponsable. Exigir que los hijos que han padecido por sus padres y/o madres, sean bondadosos, amables y amorosos, es simplemente, una exigencia fuera de lugar.

Pedirles que no paguen con la misma moneda es prudente. Decirles que no caigan en el mismo juego de rencor, es razonable. Solicitarles que no se dejen arrastrar por la amargura, también es lógico.

Exigirles que abracen a madres y padres que han sido verdaderos monstruos, no es posible. Cargarlos de culpa porque no quieren enviar una tarjeta ni un saludo, no sólo es desmoralizante, sino que crea culpas adicionales al dolor que ya sienten.

Tal vez sea hora de recordar lo que Jesús dijo y que hoy, en el día de las madres, traigo a colación por los hijos e hijas que tendrán mucho dolor por “celebrar” lo que no les nace, antes de apuntarlos con el dedo o emitir declaraciones imprudentes y poco sabias, recuerda que Jesús dijo:
No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes (Mateo 7:1-2).
Me da pena por las madres y/o padres que abusaron, abandonaron y maltrataron. Siento tristeza porque en su día probablemente estarán solos, pero la Biblia dice que lo que sembramos cosechamos, ni más ni menos. Ojalá alguno de ellos reaccione y pida perdón de corazón, ese ya será un paso de reconciliación y si lo hace, es probable que el próximo año no esté tan solo.

A los hijos e hijas que no querrán saludar, por el dolor que sienten, los abrazo desde aquí y les digo que entiendo, que sé lo que sienten, pero, sólo les pido que no permitan que el rencor los aniquile eso sería dejarse vencer por el mal.

A los que miran desde la vereda del frente, los que fueron amados, los que recibieron abrazos, los que nunca tuvieron padres o madres ausentes, monstruos o abusadores, no juzguen, no hablen, no apunten, no critiquen, guarden silencio y acérquense a esos hijos e hijas y abrácenlos, sin palabras, es probable que con ese gesto, puedas ayudar mucho más que si criticas. No puedes juzgar lo que no has vivido. Ni aún Dios puede sanar a quien no quiere ser sanado, ni perdonar a quien no quiere pedir perdón. No le exijas a otros seres humanos lo que ni Dios puede hacer.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez

Comentarios

  1. Excelente artículo. Me alivia los sentimientos de culpa que tengo en algunas ocasiones. Me he alejado de mi madre para que no me haga más daño con sus rencores de toda la vida y no me dé más "golpes bajos" mientras trato de superar las consecuencias de mis propios errores. Pues hay quienes que con su comentario aun bien intencionado, sólo agregan "culpas adicionales" a mi corazón. Dios lo bendiga mucho pastor.

    ResponderEliminar
  2. Muy buen articulo Pr, es para reflexionar en esta fecha especial de lo que deberia ser una buena madre y padre.

    ResponderEliminar
  3. Trinidad Orellana10 de mayo de 2010, 16:55

    Muchas gracias!!! estimado

    ResponderEliminar
  4. aaaaaaaa bueno maravilloso..en mi caso mi madre no vive teniamos nuestras diferencias ...mi padre actualmente vive tiene 82 años un ser ùnico..siempre le digo q lo amo y es el mejor papà del mundo ..ellos nos criaron con mas rigidez ...x q ellos fueron criados asi...las historias se repiten...

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias pastor!!!! Relamente bueno y cuanta paz y tranquilidad me da!

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias! este artículo me ayuda a liberarme de las culpas por grandes dolores del pasado...y comprendo una vez más que ni Dios puede obligar a alguien a que reconozca sus debilidades. Trato de no juzgar y sobre todo de ser una madre que "acompañe" siempre y tenga gestos de ternura para con sus hijos...lo que yo no tuve...Dios lo bendiga...

    ResponderEliminar
  7. Gracias pastor, me encanto este artículo, mis padres son y han sido excelentes padres, se han equivocado como todos pero me han amado sin condiciones y han sabido pedir perdon cuando erraban. A pesar de que tuvieron padres y madres ausentes, manipuladores, abusivos y crueles por la gracia de Dios nos han dado todo y lo siguen haciendo. Lo que le pido a Dios es poder ser un buen padre aprendiendo de sus errores y aciertos y a no juzgar a nadie.

    ResponderEliminar
  8. Mi querido Miguel muchas gracias.

    ResponderEliminar
  9. Tuve un padre autoritario cuando fuí niña, a medida que crecía yo, él se iba dando cuenta de que no era la manera correcta de educar a sus hijos. Con el tiempo y con sus errores aprendió, hoy desde hace mucho es un padre cariñoso, respetuoso, cordial y nada autoritario.
    Me quedarían heridas de algunas acciones drásticas que usó para corregirnos, pero su humildad al acercarse y reconocer que no estuvo bien en aquellos tiempos, hizo que no sólo yo, si no mis dos hermanas menores lo respetáramos y amáramos mucho más.
    Gracias

    ResponderEliminar
  10. Gracias por tu artículo, lo leí detenidamente y no pude evitar que lagrimas corrieran por mi rostro y realice el acto que mi corazón me dicto. Muchas gracias nuevamente

    ResponderEliminar
  11. Este material es especial. Tengo unos padres maravillosos, gracias a Dios pero he visto como actuan algunos padres con su s hijos asi como ud. lo menciona en el articulo. Los maltratan, descalifican y emocionalmente los destruyen..Solo el Señor podra curar esas heridas del alma.

    ResponderEliminar
  12. He oído algún sermón sobre este tema donde el predicador contaba la historia de una chica que había sido abusada sexualemnte por su progenitor, y en la que luego de escuchar al predicador y entregar su vida a Dios, pudo por fin abrazar a su "padre" aunque con el corazón en la boca. No me gustó el final y siempre pensé que era mucho pedir a aquellas personas abusadas de alguna manera de ir corriendo a perdonar y abrazar a quien le había herido.
    Este artículo me deja muy en claro lo que ya creía, que no podemos obligar y menos hacer sentir culpables a quienes no quieren abrazar a personas que les hicieron mucho daño.
    Otra vez gracias por su aporte, aprendo mucho en mi día a día."

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. alguien que abusa sexualmente de ti, sea quien sea, merece la carcel. El juicio final
      …39``¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40Respondiendo el Rey, les dirá: ``En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis. 41Entonces dirá también a los de su izquierda: ``Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles.…

      Eliminar
    2. MUCHISIMAS GRACIAS TODO EL TIEMPO VIVI CON CULPAS POR AÑOS Y AÑOS Y ESTE ARTICULO BASADO EN DATOS BIBLICOS ME DIO PAZ.

      Eliminar
  13. Profundo y aunque triste tremendamente aliviante!

    ResponderEliminar
  14. Ana Paola Castillo10 de mayo de 2010, 17:01

    Excelente artículo... me toca no sabes cómo!!! Que Dios bendiga ese Don, que nos hace reflexionar.

    ResponderEliminar
  15. Maria de Los Angeles10 de mayo de 2010, 17:01

    Gracias Pastor por este artículo,que me hace reflexionar en lo difícil que resulta ser madre,sin dañar a mis hijos en el anhelo de hacer lo mejor para y por ellos.Me sentí identificada en algún aspecto...y recuerdos vienen de mi niñez...que no quiero repetir!!!

    ResponderEliminar
  16. Que saludable es escuchar estos temas porque en realidad como hijos nos cargamos de culpa a veces, o de pesos imposibles de llevar, muchas veces no somos sinceros con nosotros mismos, pero en realidad si estoy de acuerdo en k no pueden cosechar lo k no se han sembrado en nosotros nuestros padres, pero Dios puede poner verdadero perdon, en malaquias 4:6 El harà volver el corazòn de los padres hacia los hijos, y el corazòn de los hijos hacia los padres..... Me encanta los artìculos, Dios bendice su ministerio de la palabra en abundancia sin duda.

    ResponderEliminar
  17. Angel Enrique Leon10 de mayo de 2010, 17:03

    Excelente su artículo Pr. Ojalá muchos dentro de nuestra iglesia entendieran este concepto y de esa manera no brinden "consejos bíblicos" con mensajes de culpabilidad."

    ResponderEliminar
  18. buen articulo, pena que hallamos tantos que nos identificamos con este articulo.

    ResponderEliminar
  19. Excelente artículo. En algunas ocasiones tengo sentimientos de culpa, pensando si realmente está mal o no que me haya alejado de mi madre, quien me hace daño con sus comentarios venenosos acerca de mis propios errores, o cuando me siento afectada por su vida llena de historia de rencores y resentimientos. Lucho con ese sentimiento, razonando que en verdad Dios no me pide tales sacrificios como tener que aguantar que me maltrate con sus palabras. Algunas veces me cuesta mucho. Después de orar muchísimo la paz vuelve a mi corazón. Las cosas se complican cuando amigos bien intencionados agregan "culpas adicionales" a mi corazón. Pero en fin...estoy en ese lucha. Dios lo bendiga mucho en su ministerio.

    ResponderEliminar
  20. Silvina Villafañe10 de mayo de 2010, 17:07

    muchas muchas gracias!!

    ResponderEliminar
  21. Estoy de acuerdo, que el rencor no los aniquile y que se acerquen a abrazarlos.

    ResponderEliminar
  22. Flor, y si el dolor no les permite, no el rencor... ¿qué dirás?

    ResponderEliminar
  23. Silvina Villafañe11 de mayo de 2010, 6:23

    a veces es muy difícil ir a abrazar...muy difícil..

    ResponderEliminar
  24. Me puso a pensar bastante. Los abrazaría y los escucharía.

    ResponderEliminar
  25. Flor, ¿cómo puedes abrazar si el dolor no te lo permite? ¿cómo puedes actuar como si nada hubiera pasado? Cuando hay abuso, ¿qué es lo que tienes que escuchar?

    ResponderEliminar
  26. ¡Qué triste que en la iglesia se nos llene de tantas culpabilidades! ¡Que bronca que muchos que se dicen "sabios" sean tan necios! Gracias por abrirme los ojos, gracias, necesitaba leer esto.

    ResponderEliminar
  27. Me he sentido muy identificada con todo lo que he leído. Tuve un padre ausente del que, a pesar de todo, tengo un buen recuerdo, pues era una buena persona. Y tuve una madre que nos destrozó la vida a mi hermana y a mí. Golpes, insultos, humillaciones y desprecios, es lo que tuvimos cuando éramos niñas. Durante mucho tiempo la odié y le deseaba la muerte. Me costó años perdonarla, sólo pude hacerlo cuando crecí y me dí cuenta de que ella tampoco había tenido una familia, quedó huérfana de padre y madre cuando era muy pequeña y nunca supo ser una madre. Sé que eso no la justifica, pero a mí me sirvió para entender.
    Mi hermana nunca pudo perdonarla: con 51 años, toxicómana y con un trastorno antisocial tiene pocas esperanzas de recuperación.
    Y lo más curioso es que mi madre aún se atreve a quejarse de que a sus conocidas, porque amigas no tiene ni ha tenido nunca, sus hijas las llaman, las visitan y se preocupan por ellas. Y a ella no.

    ResponderEliminar
  28. Me he sentido muy identificada con todo lo que he leído. Tuve un padre ausente del que, a pesar de todo, tengo un buen recuerdo, pues era una buena persona. Y tuve una madre que nos destrozó la vida a mi hermana y a mí. Golpes, insultos, humillaciones y desprecios, es lo que tuvimos cuando éramos niñas. Durante mucho tiempo la odié y le deseaba la muerte. Me costó años perdonarla, sólo pude hacerlo cuando crecí y me dí cuenta de que ella tampoco había tenido una familia, quedó huérfana de padre y madre cuando era muy pequeña y nunca supo ser una madre. Sé que eso no la justifica, pero a mí me sirvió para entender.
    Mi hermana nunca pudo perdonarla: con 51 años, en la cárcel, toxicómana y con un trastorno antisocial tiene pocas esperanzas de recuperación.
    Y lo más curioso es que mi madre aún se atreve a quejarse de que a sus conocidas, porque amigas no tiene ni ha tenido nunca, sus hijas las llaman, las visitan y se preocupan por ellas. Y a ella no.

    ResponderEliminar
  29. hola yo soy cristiana y mi madre es una madre castradora , yo hace 3 anos me volvi cristiana pero mi mama no lo es, y para mi ha sido dificil cumplir este mandamiento , yo tengo una vocacion muy grande que es la de escribir me fascina escribir y pienso escribir un libro que se llama como honrar a nuestras madres cuando se mira tan dificil. a veces le digo cosas a jesus , yo le he dicho que el puso de honrar a nuestras madres porque se escogio a maria pero si hubiera sido mi mama la que hubiera sido la mama de el hubiera pensado mas de dos veces de pedirnos esto. pero Dios te habla y te hace caer cuentas de cosas . por ejemplo para mi mama la hija perfecta seria que yo estuviera las 24 horas del dia todos los dias con ella, que ella me cocinara , hiciera todo por mi y pensara y decidiera por mi para todo y yo feliz y agradecida que ella sea asi , pero como yo no lo permite se la pasa peliandome diciendome lo mala persona e hija que soy yo.yo soy una mujer de 34 anos , y mi mama siempre es haciendome sentir culpable, hasta que un dia Dios me hablo y me dijo que los cristianos tenemos que ser imitadores de cristo , y la personalidad de jesus esta muy lejos de lo que mi mama me pide para ser una buena hija , jesus era un hombre con personalidad que tomaba sus propias decisiones , que servia a los demas , era un hombre libre. entonces si yo soy una buena hija para mi mama segun ella tengo que desobedecer a Dios y hay una autoridad mas grande que los padres que es la autoridad de Dios , en la biblia se nos dice que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres , y tambien que el concepto de lo que tiene mi mama de lo que es una buena hija es erroneo porque Dios no se contradice, la verdad yo tengo mucho material para escribir mi libro que el espiritu santo me ha iluminado mucho.

    ResponderEliminar
  30. Muchas gracias Pastor, ha sido maravilloso leer este artículo, tuve una madre que me abandonó y lastimó profundamente, hoy soy madre y no me imagino la vida lejos de mi pequeña sin saber cómo está, si comió, si se siente bien, si la tratan bien, si abusaron de ella...no podría tener paz, sin embargo a mi madre jamás le importé y cuando quise acercarme a ella me rechazó de la peor manera...no la quisiera en mi vida ni en la de mi familia, jamás, que ella siga con la suya siendo feliz o infeliz, no le deseo mal. Ella tiene dos hijos y si alguna vez quisieran conocerme no me haría problema porque ellos no tienen la culpa de nada, gracias una vez más Pastor y le sigo rogando a Dios que quite lo que aún queda de rencor en mi corazón, quiero ya no sentir dolor al recordar, pero me duelen los recuerdos de la niña que pasó tantas cosas, sé que algún día lo superaré. Que Dios lo bendiga!

    ResponderEliminar
  31. muy buen articulo mi mama es un monstruo cada vez que la veo me hace acordar el satanas me hizo cosas muy feas ahora decidi tomar el camino de la iglesia me aleje de ella me siento bien no se porque una madre es asy con un hijo yo en mi coraon quiero el amor y la felicidad ahora voy adediar mi vida a dios ala iglesia espero que dios entineda ami situacion dolorosa y me dela felidad la vida eterna

    ResponderEliminar
  32. Gracias por su blog, de verdad es de bendición para mí, a veces uno como hijo se siente culpable por no amar a sus padres como lo dice la biblia y honrarlos y piensa que Dios está enojado, pero porque en la iglesia no sé sé habla de los padres abusivos o se nos impone una carga muy pesada de amar sin condición a pesar del daño ocasionado, heridas que sólo Dios puede sanar y de seguir conviviendo con el padre o madre y que va a la iglesia también y te sigue dañando con su actitud sin reconocer que es la causante del círculo vicioso, espero poder decir un día "vencí el mal con el bien, recuperé mi vida como adulto, mi dignidad como hija y pude amar a mi madre, a pesar del daño que con sus palabras y golpes me ocasionó algún día"

    ResponderEliminar
  33. Hoy no pude dormir porq discutí con mi papa porq soy creyente de los 10 mandamientos pero el 5 me es tan gravoso leyendo este artículo me quito un peso de encima ya q a mi edad e sufrido mucho rechazo de mi papa. Aunque soy servidora de abba yhwh no puedo con el dolor en mi corazón hace mucho e querido dejar mi casa pero no tengo trabajo no se como espero algún día dejar atrás este dolor y entregarme por completo a mi padre elohim

    ResponderEliminar
  34. Gracias por el articulo.- Siempre he tenido esa duda de Honrar Padre y Madre, con promesas de bendición dicen, en mi caso sufri abuso sexual a los 3 años por mi progenitor, y sufrí abusos reiterados de mi madre biológica, no es un tema menor, puesto que a los 18 años tuve un intento de suicidio y a los 26 sufrí un transtorno mental, que casi me lleva a la locura.- Puesto que siempre he amado a Dios, y ha sido precisamente por El y por sus enseñanzas que he salido adelante en la vida, pienso que todos los padres y madres que dañan a sus hijos de maneras tan agresivas de forma sistemática por años y años, deberán dar cuentas por sus actos.- Me alejé de mis padres y logré gracias a Dios perdonarles, pero pienso que tenemos un concepto erroneo del perdón, perdonar es dar un alivio a nuestro corazón, puesto que si no fuera por gracia de Dios personalmente jamás hubiera podido perdonarles, no por arrogancia, o porque no quisiera, es que no "podía hacerlo", perdonar es no llenarnos de odio ni de rencor porque nos hace daño a nosotros mismos, en mi caso, perdoné y dejé de verlos, porque ellos siguieron con su patrón de abuso, y perdonar es un acto de aprendizaje no es perdonar y ya, es dificil, mi madre también fue una niña que sufrió abusos y maltrato, golpes, eso no la justifica, pero me hace comprender porque ella actuó de esa manera conmigo, comprender nos lleva al perdón.-Además aunque objetivamente fuí una victima, no es bueno enfrentar la vida desde esa vereda, puesto que una victima no tiene herramientas para salir adelante, una víctima sólo sufre, y Dios me creo para ser feliz y para ser libre.-

    ResponderEliminar
  35. Hago todo por mis padres pero siempre están hablando mal de mí y desconfían y culpan de cosas que no e hecho! Tengo 50 años y estoy cansada, duele mucho! No aguanto más! Y soy la única que siempre está para todo, tanto en enfermedad como económicamente! Que hago? Duele

    ResponderEliminar
  36. Estoy casi en la misma situación. Sólo tengo a mi padre, y desde los 18 años lo he ayudado con el sustento de la casa y más. Ya tengo 53 y estoy casada y tengo tres hijos adolescentes porque me case a los 34, tengo fibromialgia y vive conmigo. Mi problema es que no hablo con él más que lo indispensable porque tenemos distintos valores y cuando hablamos siempre estamos en desacuerdo, él se molesta y yo me enfermo. Mi familia tampoco habla con él. Qué se hace para vivir con alguien con el que no te gusta convivir.



    ResponderEliminar
  37. Muchas gracias... Este escrito fue de gran ayuda para mi, en unos momentos en que necesito claridad en el manejo de mi relación con "mi padre". No es justo pelear batallas que no nos corresponden. Ser padre no es simplemente engendrar o pagar una manutención por obligación.

    ResponderEliminar
  38. Gracias por haber escrito este post. Que le diría yo, Medicina para el alma.
    A mis más de cuarenta y tantos años. Aún tengo la lucha de padres, y sobre todo madre,altamente controladores, manipuladores emocionales y que han causado desastres en mi matrimonio, debido a su influencia manipuladora.
    Ahora en un momento que ya me siento ahogada, con dolor y hasta sensaciones de culpa me pongo a un lado y firmemente decido alejarme.
    Entonces surge de muchas personas, la interesante frase
    «eres mala hija porque debes honrarlos».
    Hasta que leyendo su publicación me quita un gigante peso de culpa. Y hago el recuento que yo fui la única de la familia que siempre estuve para mis padres, la única que les llevaba a pasear, a cuidados, y dando todo por ellos.
    De adolescente me hicieron renunciar a mis sueños de estudios, de amigos y todo contacto que se les antojaba, solo estaba para recibir y cumplir órdenes,aún así me mantuve honrandolos.
    Pero me dañaron tanto que me envenenaron aún contra mi propio esposo. He tenido que escuchar muchas veces maldiciones que me lanzan, para que no sea feliz en mi hogar y con mis hijos.
    Para luego solo reírse de mi.
    Agradezco que me quiten el peso de culpa al entender hoy, que no debo «honrar» tanto a quien sólo a fingido para obtener beneficios esclavistas conmigo. Gracias

    ResponderEliminar
  39. Hola, tengo una pregunta.Que hacer el día de la madre,si saludarla o no ,a mí madre Ya que ella ha sido siempre manipuladora,siempre se victimiza y nunca pidió perdón cuando hirió a sus hijos .Hoy casi todos están alejados i, incluyéndome.Pues me hacía mcho daño.Cuando la he saludado,en ocasiones ,me responde con sarcásmo y manipulación,diciéndome q Dios dice q debemos honrarla.Creo q mí mejor manera de hacerlo ese día es orar por ella.Pues se q cada palabra q salga de su boca ,va ser para hacer sentir culpable a todos.Y además usa las redes sociales ,para publicar cosas sobre el ""abandono de sus hijos hacia ella""

    ResponderEliminar
  40. Éste artículo me dió mucha paz, cuando me tuve que alejar definitivamente de mi Padre, y cada que vez que me siento juzgada por esa decisión vuelvo a leerlo. Muchas gracias Pastor por redactarlo y compartirlo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.

Entradas populares de este blog

Carta al futuro novio de mi hija

Maledicencia, el pecado del que no se habla

¿Discípulos pobres e ignorantes? ¿Se sostiene el mito?