La influencia de una vida
Desde niño me han gustado las biografías. No recuerdo cuántas he leído. Me han impactado algunas en forma especial y han dejado huella en mi vida. Las vidas de Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Hellen Keller, Abraham Lincoln, George Washington Carver han sido especialmente significativas.
Al leer tantas historias sobre la vida de muchas personas he reparado en un hecho que es una constante en todos las personas que han logrado hacer de su vida algo importante: En todos los casos siempre hubo alguien que sirvió de inspiración y aliento. Una vida cuya influencia fue proyectada en el desarrollo de sus propias biografías. Muchos de ellos son desconocidos. Casi ni se los nombra, pero, fueron los que marcaron un hito que significó un antes y un después en sus vidas.
Ana Sullivan, una modesta profesora, casi ciega fue la persona más importante en la existencia de Hellen Keller. No sólo la sacó del pozo de angustia en que Hellen había caído a consecuencia de una enfermedad que la dejó sorda y ciega, sino que además, ayudó para que se convirtiera en profesional universitaria, escritora y conferenciante internacional.
John Dalton, el famoso químico fue determinante para impulsar la pasión por el saber en el joven William Worral Mayo, huérfano de padre y que se convirtió en el fundador de una de las clínicas de medicina más importantes del mundo. La famosa Clínica Mayo que fue fundada junto a sus hijos, también médicos.
Una mujer casi ignorada por la historia fue determinante para el desarrollo de uno de los más extraordinarios reformadores, nos referimos a Martín Lutero. Una señora acomodada, atraída por las oraciones de este joven y por la humildad con que recibía cualquier sobra de comida lo recibió en su casa y lo trató como a un hijo, era Ursula Cota a quien por el resto de su vida Lutero consideró como su madre adoptiva no sólo lo sacó de la mendicidad siendo un adolescente, también lo ayudó para que estudiase y se forjara un futuro.
El Dr. Haller, quién dirigía un despacho de patentes de invención, contra todas las recomendaciones aceptó a un joven medio muerto de hambre para que trabajase mientras lograba terminar sus estudios. Sin embargo, era poco lo que dedicaba a aquella labor y la mayor parte del tiempo escribía y hacía cálculos de física. Sin embargo, este hombre supo comprender el carácter callado y taciturno de aquel extraño joven y lo apoyó fírmemente en la época más dura de la vida de éste. Gracias a ese gesto, en aquel despacho se escribió una de las teorías científicas que revolucionaron la ciencia contemporánea, la teoría de la relatividad. Albert Einstein nunca dejó de agradecer ese gesto amable y la confianza que aquel hombre depositó en él.
Tal vez pocos conozcan el nombre Almont Wright, sin embargo, a principios de siglos era considerado uno de los mejores bacteriólogos del mundo. Sin embargo, su mayor proeza fue haber impulsado, inspirado y guiado a quien es hoy por hoy considerado uno de los científicos más importantes del siglo XX, el descubridor de la penicilina, el Dr. Alejandro Fleming, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1945 por sus extraordinarios aportes a la ciencia.
Putlibai es un nombre desconocido para muchos, sin embargo, bajo su influencia y por su ejemplo un joven llegó a ser uno de los artífices de la libertad de conciencia del siglo XX. Era una mujer joven, pero, con una religiosidad que siempre impactó a su hijo. Años después y convertido en “alma grande” o “el magnánimo” como solían llamarlo sus seguidores Mahatma Gandhi recordaba a su madre como una mujer de gran inteligencia y de profunda fe. Su dolor más grande fue no haber estado en la India cuando ella murió.
Podríamos seguir horas y horas narrando por interminables párrafos la historia de hombres y mujeres que hoy recordamos como seres extraordinarios, sin embargo, todos tuvieron el privilegio de que en algún momento se cruzó en sus vidas otro ser humano que fue determinante para la su desarrollo posterior.
Así es siempre. Las personas se motivan por modelos humanos. La presencia de otra persona que ha logrado superar vallas, tomar decisiones trascendentales, vivir en armonía con su conciencia, o realizar proezas ha sido y seguirá siendo determinante en la vida de los seres humanos.
A veces actuamos y vivimos como si dependiéramos exclusivamente de nosotros para la realización de nuestras metas. En alguna ocasión le he escuchado a algún estudiante jactarse de sus resultados académicos como si ello fuera posible sólo por su inteligencia y nada más. Invariablemente suelo en dichas circunstancias preguntar:
-¿No hay alguien a quién debiéras dar gracias por gozar este momento de éxito?
Sistemáticamente me quedan mirando como sorprendidos y luego la mayoría recuerda con nostalgia a alguno de sus padres, a un amigo, a un profesor, a un pastor, a alguien que de un modo u otro permitió que él viviese aquel momento.
Los seres humanos fuimos creados por Dios para vivir interdependientes.
Nuestra sociedad hiperindividualizada nos ha hecho creer la falsedad que los éxitos que tengamos en la vida dependerán exclusivamente de nosotros y de nadie más. Pero, la realidad no es así. Basta revisar la vida de notables hombres y mujeres para darse cuenta del engaño de aquella suposición. Toda persona que logra hacer de su vida algo digno y señero, en algún momento tuvo a su lado a alguien que lo impulsó, lo animó y creyó en sus posibilidades.
Recuerdo una conversación que tuve en alguna ocasión con uno de los profesores de la Facultad a quien admiraba y le expresé que los jóvenes necesitábamos a personas que nos sirvieran de modelo. Luego le expresé mi agradecimiento por lo que él había significado para mi vida como maestro y educador. Me agradeció con humildad y luego me dijo:
- Pero Miguel, no olvides, que siempre, aunque tú tengas un modelo, invariablemente hay alguien que te observa a ti y también te tiene como ejemplo.
No podemos ir por la vida como si viviésemos en la Isla de Robinson Crusoe, solos y sin nadie con quien hablar.
La eternidad nos hablará de hombres y mujeres que tomaron decisiones verdaderamente trascendentales en sus vidas impulsados y guiados por otros, que abnegadamente se dieron a sí mismos para ayudar, inspirar y guiar a otros.
Los hijos observan a sus padres.
Los feligreses a su pastor.
Los alumnos a sus maestros.
Los ciudadanos a sus gobernantes.
Siempre alguien es observado por otra persona.
Una de las razones por la cual millones de jóvenes se convierten en fanáticos seguidores de artistas de cine, deportistas, cantantes, etc. es porque de un modo u otro ellos encarnan un ideal que dan deseos de seguir. Independiente de que podamos catalogar a alguno de ellos como procuradores de antivalores, la verdad es que los jóvenes simplemente responden a una realidad propia de la humanidad. Todos necesitamos modelos a los cuales seguir y personas que nos permitan creer:
- ¡Tu puedes! ¡Es posible! ¡Sigue adelante!
¿Hay alguien a quien debes enviarle una carta o hacerle una llamada telefónica simplemente para decirle gracias por lo que haz hecho por mi?
¿Hay alguna persona que fue trascendente para tu vida y a la cual nunca le digiste nada al respecto? Tal vez sea bueno escribir hoy una carta, un email o llamar por teléfono, antes que ellos mueran y lamentes no haber dicho lo que debías en el momento oportuno. Toda vida es una posible influencia para otro. ¿Qué tipo de influencia eres tú?
Al leer tantas historias sobre la vida de muchas personas he reparado en un hecho que es una constante en todos las personas que han logrado hacer de su vida algo importante: En todos los casos siempre hubo alguien que sirvió de inspiración y aliento. Una vida cuya influencia fue proyectada en el desarrollo de sus propias biografías. Muchos de ellos son desconocidos. Casi ni se los nombra, pero, fueron los que marcaron un hito que significó un antes y un después en sus vidas.
Ana Sullivan, una modesta profesora, casi ciega fue la persona más importante en la existencia de Hellen Keller. No sólo la sacó del pozo de angustia en que Hellen había caído a consecuencia de una enfermedad que la dejó sorda y ciega, sino que además, ayudó para que se convirtiera en profesional universitaria, escritora y conferenciante internacional.
John Dalton, el famoso químico fue determinante para impulsar la pasión por el saber en el joven William Worral Mayo, huérfano de padre y que se convirtió en el fundador de una de las clínicas de medicina más importantes del mundo. La famosa Clínica Mayo que fue fundada junto a sus hijos, también médicos.
Una mujer casi ignorada por la historia fue determinante para el desarrollo de uno de los más extraordinarios reformadores, nos referimos a Martín Lutero. Una señora acomodada, atraída por las oraciones de este joven y por la humildad con que recibía cualquier sobra de comida lo recibió en su casa y lo trató como a un hijo, era Ursula Cota a quien por el resto de su vida Lutero consideró como su madre adoptiva no sólo lo sacó de la mendicidad siendo un adolescente, también lo ayudó para que estudiase y se forjara un futuro.
El Dr. Haller, quién dirigía un despacho de patentes de invención, contra todas las recomendaciones aceptó a un joven medio muerto de hambre para que trabajase mientras lograba terminar sus estudios. Sin embargo, era poco lo que dedicaba a aquella labor y la mayor parte del tiempo escribía y hacía cálculos de física. Sin embargo, este hombre supo comprender el carácter callado y taciturno de aquel extraño joven y lo apoyó fírmemente en la época más dura de la vida de éste. Gracias a ese gesto, en aquel despacho se escribió una de las teorías científicas que revolucionaron la ciencia contemporánea, la teoría de la relatividad. Albert Einstein nunca dejó de agradecer ese gesto amable y la confianza que aquel hombre depositó en él.
Tal vez pocos conozcan el nombre Almont Wright, sin embargo, a principios de siglos era considerado uno de los mejores bacteriólogos del mundo. Sin embargo, su mayor proeza fue haber impulsado, inspirado y guiado a quien es hoy por hoy considerado uno de los científicos más importantes del siglo XX, el descubridor de la penicilina, el Dr. Alejandro Fleming, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1945 por sus extraordinarios aportes a la ciencia.
Putlibai es un nombre desconocido para muchos, sin embargo, bajo su influencia y por su ejemplo un joven llegó a ser uno de los artífices de la libertad de conciencia del siglo XX. Era una mujer joven, pero, con una religiosidad que siempre impactó a su hijo. Años después y convertido en “alma grande” o “el magnánimo” como solían llamarlo sus seguidores Mahatma Gandhi recordaba a su madre como una mujer de gran inteligencia y de profunda fe. Su dolor más grande fue no haber estado en la India cuando ella murió.
Podríamos seguir horas y horas narrando por interminables párrafos la historia de hombres y mujeres que hoy recordamos como seres extraordinarios, sin embargo, todos tuvieron el privilegio de que en algún momento se cruzó en sus vidas otro ser humano que fue determinante para la su desarrollo posterior.
Así es siempre. Las personas se motivan por modelos humanos. La presencia de otra persona que ha logrado superar vallas, tomar decisiones trascendentales, vivir en armonía con su conciencia, o realizar proezas ha sido y seguirá siendo determinante en la vida de los seres humanos.
A veces actuamos y vivimos como si dependiéramos exclusivamente de nosotros para la realización de nuestras metas. En alguna ocasión le he escuchado a algún estudiante jactarse de sus resultados académicos como si ello fuera posible sólo por su inteligencia y nada más. Invariablemente suelo en dichas circunstancias preguntar:
-¿No hay alguien a quién debiéras dar gracias por gozar este momento de éxito?
Sistemáticamente me quedan mirando como sorprendidos y luego la mayoría recuerda con nostalgia a alguno de sus padres, a un amigo, a un profesor, a un pastor, a alguien que de un modo u otro permitió que él viviese aquel momento.
Los seres humanos fuimos creados por Dios para vivir interdependientes.
Nuestra sociedad hiperindividualizada nos ha hecho creer la falsedad que los éxitos que tengamos en la vida dependerán exclusivamente de nosotros y de nadie más. Pero, la realidad no es así. Basta revisar la vida de notables hombres y mujeres para darse cuenta del engaño de aquella suposición. Toda persona que logra hacer de su vida algo digno y señero, en algún momento tuvo a su lado a alguien que lo impulsó, lo animó y creyó en sus posibilidades.
Recuerdo una conversación que tuve en alguna ocasión con uno de los profesores de la Facultad a quien admiraba y le expresé que los jóvenes necesitábamos a personas que nos sirvieran de modelo. Luego le expresé mi agradecimiento por lo que él había significado para mi vida como maestro y educador. Me agradeció con humildad y luego me dijo:
- Pero Miguel, no olvides, que siempre, aunque tú tengas un modelo, invariablemente hay alguien que te observa a ti y también te tiene como ejemplo.
No podemos ir por la vida como si viviésemos en la Isla de Robinson Crusoe, solos y sin nadie con quien hablar.
La eternidad nos hablará de hombres y mujeres que tomaron decisiones verdaderamente trascendentales en sus vidas impulsados y guiados por otros, que abnegadamente se dieron a sí mismos para ayudar, inspirar y guiar a otros.
Los hijos observan a sus padres.
Los feligreses a su pastor.
Los alumnos a sus maestros.
Los ciudadanos a sus gobernantes.
Siempre alguien es observado por otra persona.
Una de las razones por la cual millones de jóvenes se convierten en fanáticos seguidores de artistas de cine, deportistas, cantantes, etc. es porque de un modo u otro ellos encarnan un ideal que dan deseos de seguir. Independiente de que podamos catalogar a alguno de ellos como procuradores de antivalores, la verdad es que los jóvenes simplemente responden a una realidad propia de la humanidad. Todos necesitamos modelos a los cuales seguir y personas que nos permitan creer:
- ¡Tu puedes! ¡Es posible! ¡Sigue adelante!
¿Hay alguien a quien debes enviarle una carta o hacerle una llamada telefónica simplemente para decirle gracias por lo que haz hecho por mi?
¿Hay alguna persona que fue trascendente para tu vida y a la cual nunca le digiste nada al respecto? Tal vez sea bueno escribir hoy una carta, un email o llamar por teléfono, antes que ellos mueran y lamentes no haber dicho lo que debías en el momento oportuno. Toda vida es una posible influencia para otro. ¿Qué tipo de influencia eres tú?
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