La esperanza viva
La
esperanza viva
Dr. Miguel Ángel Núñez
Nota introductoria
El filósofo español Miguel de Unamuno (1864-1936), solía decir que se sabe de la calidad de un autor o de un escritor por la manera en que cita a otros. De hecho, se necesita una gran honestidad intelectual para citar lo que otro autor ha dicho.
Citar implica entender el contexto de una oración o frase, y además, ser honesto con el pensamiento de un autor para no hacerle decir lo que el escritor no dice.
Un escritor, que no merece que se lo mencione en este texto, ha citado en más de alguna oportunidad mi libro "La verdad progresiva: Desarrollo histórico de la teología adventista", donde ha "citado" frases de mi libro sacándolas fuera de contexto, por ejemplo, diciendo que en la página 277 menciono a "adventistas inquisidores", entre otras cosas. No puedo transcribir todo el libro, pero al menos, a continuación, copio la conclusión de mi libro, que va desde la página 275-280. Les invito a leer, a reflexionar y hacerse su propia opinión.
Alguna vez le escuché a uno de mis profesores de filosofía en la Universidad de Concepción, decir que si un autor cita a otro, sacándolo de contexto y haciéndole decir lo que el mencionado escritor no ha dicho, entonces, toda la argumentación se cae y dicho autor pierde autoridad y validez. Es lo que creo firmemente. Cada vez que cito a alguien me cuido mucho de citarlo en su contexto adecuado y no hacerle decir lo que no ha dicho, es simplemente, una muestra de honestidad intelectual. A continuación, las páginas 275-280 del libro La verdad progresiva.
La esperanza viva
Introducción
Estamos en los inicios de un nuevo siglo.
Han pasado más de 150 años de adventismo y aún hay camino por recorrer.
Uno de los problemas mayores que hay que enfrentar no es de identidad, sino de confianza.
Hace muchos años Elena G. de White escribió que “la fe implica no sólo creer, sino confiar”.[1] El creer es un acto del entendimiento, necesito información cierta y valedera. Pero no es suficiente, también tengo que confiar en dicha información, por lo tanto, se necesita además un compromiso afectivo con lo que he creído.
Fritz Guy reflexionando en esta cita señala que “en la experiencia religiosa, creer y confiar son esenciales: La creencia religiosa sin confianza es conceptualismo vacío; y la confianza sin creencia es imposible, en otra perspectiva un fraude, y en un tercer sentido un suicidio racional”.[2]
Muchos adventistas contemporáneos se
sienten azorados frente a tantas disputas, conflictos doctrinales y la
polarización creciente. Eso crea un clima de desconfianza.
El que muchos teólogos se vean a sí mismos
como siendo parte de bandos contendores en una batalla donde los demás son
enemigos, produce desconfianza. Genera el efecto contrario al deseado.
Pablo en su tiempo llamaba a sus hermanos a
comportarse como tales. “Les suplico,
hermanos, en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, que todos vivan en
armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en
un mismo pensar y en un mismo propósito” (1 Co. 1:10).
El supuesto básico para que esto ocurra es
que primero, para vivir en armonía, hay que ser hermanos.
Cuando escucho o leo a algunos de los que
les gusta “disputar” la verdad tratando a sus “hermanos” de liberales,
fanáticos, retrógrados o cualquier otro tipo de descalificaciones, siento un
gran pesar.
Pesar
porque en aras de defender la verdad terminamos por destruir la hermandad. No
puedo atacar al hermano y luego creer que debería aceptar la verdad que tengo
para proporcionarle.
La búsqueda de la verdad debe
trascendernos. El tratar de probar el equívoco de otro no nos permite ver el
fondo del asunto. Si nos concentráramos en la verdad podríamos aprender a
visualizarla de manera adecuada.
He llegado a rechazar la lectura de algunos
escritores adventistas, no porque crea que no tienen nada para decir, sino
porque el espíritu de disputa y polémica que tienen, hace que finalmente no
logren transmitir la supuesta verdad que quieren dar a conocer y en el camino,
enloden la misma verdad que pretenden transmitir. No me imagino a hombres de la
talla de Jose Bates, J. N. Andrews, James White o Arthur Daniells denigrando o
menospreciando a otros teólogos adventistas, simplemente por tener ideas
contrarias a las de ellos. Al contrario, había en los pioneros un espíritu que
es necesario rescatar: Sabían que la verdad estaba por sobre sus diferencias.
Se concentraban en ella y en entender que lo que hay que buscar es
acercamientos, y no formas de alejarnos unos de otros.
Las nuevas generaciones
Para que esto ocurra, las doctrinas tienen
que ser presentadas en una lenguaje relevante para la mente de hoy. Hacerlas
entendibles en un contexto de pluralismo y relativismo es un gran desafío.
Lo que atenta para que la doctrina sea
relevante para las nuevas generaciones es:
Dogmatismo
Cuando se pretende que los demás crean sólo
porque yo estoy convencido, entonces, actúo de manera dogmática. Si además
entiendo que los que no creen son apóstatas o poco cristianos, soy intolerante.
Las personas tienen que llegar a la convicción por certeza intelectual y eso no
se logra con dogmatismo sino con persuasión. La disuasión no convence, al
contrario provoca rechazo.
Intolerancia
Muy ligado a lo anterior este vicio del
espíritu hace que las personas que creen tener un dogma descalifiquen y
maltraten a los demás que no creen como ellos. Solemos horrorizarnos de
fenómenos como la Inquisición o la persecución de cristianos protestantes en la
Suiza de Juan Calvino, por ejemplo, sin embargo, me aterra pensar qué sucedería
si hoy día algunos adventistas que defienden algunas de sus posturas tuviesen
el poder que tuvieron algunas de estas personas del pasado. No hay lugar para
la intolerancia en la búsqueda de la verdad. Las nuevas generaciones no se
sienten atraídas por espíritus intolerantes.
Irracionalidad
Muchos no entienden que el creer es un acto de la razón y no de la fe. Como diría el teólogo inglés John Stott: “Creer es también pensar”.[4] Se necesita la razón para creer, porque “celo sin conocimiento o entusiasmo sin instrucción”[5] deriva siempre en fanatismo. Muchos jóvenes hoy ven con desagrado a la teología porque ha existido una generación que ha esperado que ellos crean simplemente porque se lo indican, sólo como un acto de fe, lo cual es simple y llanamente un pedido de irracionalidad. El pensamiento bíblico hace constantes llamados a pensar (Ro. 12:2; Ef. 4:23).
Apologética y polémica
La teología adventista surgió más bien en el contexto de la apologética y la defensa. De hecho, escritores tan importantes como Francis Nichol o LeRoy Froom, fueron más apologetas que teólogos. Fue muy importante en un momento la defensa, especialmente por la urgencia de tener identidad adventista. Sin embargo, hoy por hoy no es la mayor necesidad.[6] La búsqueda de profundidad, sistematización[7] y no de mera disputa por puntos doctrinales es lo que se precisa. Cuando se logre una teología sistemática que sea sólida en sí misma, eso le dará consistencia al creer de las nuevas generaciones que necesitan entender los “pilares”[8] del adventismo mucho más que establecer las diferencias entre grupos en disputa, que en la mayoría de los casos, resultan estériles por el espíritu de polémica que anima a los contrincantes, que en medio de descalificaciones mutuas no están interesados en la búsqueda de la verdad sino en ganar discusiones para que se acepten puntos de vista personales.
Superar mitos
Hay mitos que se han transmitido en
relación a la teología adventista, que necesitan ser superados. Algunos de
ellos han sido transmitidos por algunos adventistas y otros por detractores del
adventismo que a fuerza de medias verdades han proliferado algunos conceptos
erróneos. Algunos conceptos que necesitan ser analizados y superados son:
El mito una teología estática
Lamentablemente el énfasis en las “28 doctrinas
básicas” ha logrado que algunos adventistas tiendan a tener una visión estática
de la teología. Sin embargo, ese nunca fue el ideal de los pioneros y nunca en
su historia oficial la IASD ha predicado una cosa diferente. La verdad es
progresiva, por lo tanto, ninguna doctrina es definitiva y final. Siempre habrá
posibilidad de analizar y reflexionar con el fin de perfeccionar lo que ya se
conoce.
El mito de la dependencia de Elena de
White
Se sostiene continuamente:
- Que la teología adventista surgió de la pluma de Elena de White. La evidencia no admite este mito, al contrario, hubo momentos en el desarrollo de la historia teológica en que ella no participó directamente en la discusión por no entender de qué se trataba.
- Que la teología adventista no se sostiene bíblicamente sino por Elena de White. Otro absurdo, que tampoco tiene asidero en la evidencia bíblica ni los escritos de los autores adventistas.
- Que las doctrinas adventistas fueron formuladas totalmente por Elena de White, otro concepto que tampoco tiene sustento histórico.[9] Al contrario, tal como hemos demostrado en este libro, las doctrinas adventistas, en su totalidad fueron formuladas a partir del estudio de la Biblia, en algunos casos por individuos aislados que descubrieron algún concepto y los transmitieron a la comunidad de creyentes, y en otros casos, por la misma iglesia en pleno, que poco a poco fue comprendiendo un punto en especial.
El mito de una teología uniforme
Es fácil creer que todos los adventistas
piensan exactamente igual en todos los puntos doctrinales, pero la realidad no
es así, lo hemos demostrado ampliamente en este libro. Hay unidad en los
grandes temas, sin embargo, en algunos aspectos existen conceptos que aún
necesitan aclararse más. Oficialmente la iglesia tiene una postura que es la
que presentamos y que ha sido aceptada por el conjunto de la organización. Sin
embargo, precisamente por creer en “la verdad progresiva” y la “verdad
presente”, seguirá existiendo una tensión entre lo que se acepta oficialmente y
lo que se sigue discutiendo y analizando. En vez de alarmar, debería animar,
puesto que hay muchos que estudian y analizan con el fin de asentar cada vez
mejor la verdad que nunca es estática, sino dinámica.
El mito de la no libertad de pensamiento
Más de una vez he leído en detractores del
adventismo que en la IASD no se puede discrepar o que cualquier persona que
formula una idea diferente al conjunto comienza a ser perseguido y vapuleado.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La historia adventista demuestra lo
contrario. Cuando algunos teólogos en algún momento de la historia
denominacional han planteado algún concepto diferente, la iglesia se ha
dedicado a analizar con cuidado lo que él estudioso tenga que aportar. Ese ha
sido el caso de algunos connotados teólogos adventistas como Ludwig R. Conradi
o Desmond Ford, por mencionar a dos de los más importantes. En todos los casos
se les dio la oportunidad de presentar sus puntos de vista y de argumentar a
favor de lo que creían. Si varios de ellos decidieron no ser más adventistas
fue por voluntad propia, y en ningún caso por una supuesta persecución de la
organización hacia ellos. No hay evidencia empírica para este prejuicio tan
arraigado entre algunos detractores.
Conclusión final
La historia del desarrollo progresivo de la
teología adventista es fascinante. Es extraordinario como Dios ha dirigido a
este pueblo.
Confío en que el Señor seguirá mostrando la
belleza de la teología bíblica. La teología adventista tiene un aporte
particular que hacer a la teología cristiana. Confío en que Dios nos dé a todos
el espíritu adecuado para poder sentarnos en torno a la Palabra para escuchar a
Dios y no guiarnos por nuestros prejuicios o temores.
Que el Señor nos guíe a todos en este camino de la búsqueda
de la verdad progresiva.
[1]Elena G. de White, Mensajes
selectos (Mountain View, CA.: Publicaciones
Interamericanas, 1984), 1: 457.
[2]Fritz
Guy, “Contemporary Adventism and the Crisis of Belief”, Spectrum (1972):
20.
[3]William Johnsson,
“Needed-Constructive Adventist Theology”, Spectrum 3/4 (1974): 72.
[4]John Stott, Creer es también pensar (Buenos Aires: Certeza,
2005).
[5]Ibid., 9.
[6]Idea que ya señalaba William Johnsson en 1974, pero que aún no
terminan de entender algunos de lo “vieja guardia” que creen que el ataque es
la mejor defensa. Johnsson, “Needed-Constructive Adventist Theology”, 73.
[7]Es lo que ha venido pidiendo de manera reiterada Fernando Canale,
“Hermenéutica, teología y remanente”, en Pensar la iglesia hoy: Hacia una
eclesiología adventista. IV Simposio Bíblico-Teológico Sudamericano (eds.
Gerald Klingbeil, Martín Klingbeil y Miguel Ángel Núñez; Libertador San Martín:
Editorial Universidad Adventista del Plata, 2002), 167-77.
[8]Knight deja en evidencia que estos “pilares” del adventismo
fueron presentados por personas que pertenecían al movimiento millerita, pero
que en su mayoría no llegaron a ser adventistas del séptimo día. George R. Knigth, A Search for
Identity: The development of Seventh-day Adventist Beliefs (Hagerstown,
MD.: Review and Herald, 2000), 86.
[9]“Sobre los adventistas”,
s.p. [Consultada el 20 abril,
2007]. En línea:
http://www.metareligion.com/Religiones_del_mundo/Cristianismo/Articulos/sobre_los_adventistas.htm
[10]Elena de
White, Eventos de los últimos días (Buenos Aires: ACES, 1992), 75.
Gracias pastor. He leído el texto de esa persona que lo ataca, me dio desconfianza la primera vez que le leí, ahora al leer completo el texto de usted, me da molestia pensar que algunos "pseudo-doctores", ataquen simplemente porque eso es lo que hacen, atacar, sin reflexionar y luego se llaman "hermanos", me da verguenza que existan personas con ese espíritu... Gracias por su esfuerzo, valoro mucho lo que escribe y lo que publica... Gracias.
ResponderEliminarEl terrible gran mal que causan muchos con sacar textos fuera de sus contextos para descratidar al autor o imponer otras ideas no tiene cuando acabar.
ResponderEliminarApreciado pastor, admiro mucho la forma en que escribe tan clara y sincera. Me fascinan sus artículos.Dios le siga usando. Manténgase solo sirviendole a él. Eso es lo más importante en esta tierra. Gracias por darme la oportunidad de leer este libro, ya estaba curiosa por encontrarlo. Muchas bendiciones.
ResponderEliminarEste articulo es amplio, completo y analítico, inspira a tener una visión abierta y amigable.Gracias por el libro, que Dios bendiga su trabajo y su familia! SAludos
ResponderEliminarLigia
Hace algunos mese conocí el concepto de la verdad progresiva estudiando un poco sobre la historia de nuestra iglesia y es fascinante!!! Comprendí q es un absurdo creer q sabemos o entendemos todo, q Dios trasciende mucho más allá de nuestra comprensión y q lo q hoy conocemos como verdad no es más q una pequeña brisa o la fragancia lejana q percibimos de un perfume q en algún momento estuvo en el mismo lugar donde nos encontramos. Gracias Pastor por compartir esa realidad con nosotros.
ResponderEliminarHace algunos mese conocí el concepto de la verdad progresiva estudiando un poco sobre la historia de nuestra iglesia y es fascinante!!! Comprendí q es un absurdo creer q sabemos o entendemos todo, q Dios trasciende mucho más allá de nuestra comprensión y q lo q hoy conocemos como verdad no es más q una pequeña brisa o la fragancia lejana q percibimos de un perfume q en algún momento estuvo en el mismo lugar donde nos encontramos. Gracias Pastor por compartir esa realidad con nosotros.
ResponderEliminarWonderful: "La verdad es progresiva, por lo tanto, ninguna doctrina es definitiva y final. Siempre habrá posibilidad de analizar y reflexionar con el fin de perfeccionar lo que ya se conoce". Eso es un principio Biblico tambien (no todo es revelado en un instante).
ResponderEliminarEstaremos esperando para dar con sustento debido la respuesta y es k asi muchos se valen de esas artimañas para desacreditar a la gente
ResponderEliminarFuerza, pastor Núñez!!! Sus escritos son una gran bendición para todos!!!
ResponderEliminarLos perros ladran Sancho.....
ResponderEliminarEl problema, Miguel Angel Nunez, es la libertad de pensamiento. Hay personas que le temen, especialmente si la libertad es de los otros . . . Estoy de tu parte
ResponderEliminarUna realidad tal cual...y muy de acuerdo...!!! espero pueda conseguir su libro.. bendiciones...!!!
ResponderEliminarYo espero tener pronto ese libro en mis manos, Dr. Miguel Angel Nunez. He leído muchos de sus libros y me parecen extraordinarios... Como decía el Quijote: "Cuando los perros ladran, es señal de que avanzamos".
ResponderEliminarPor otro lado, eso de sacar las cosas de su contexto, pasa a yo, pasa a todo nivel... Es propio de gente que , como Caín, levantan el cuchillo en contra de su hermano, porque no soportan sus éxitos... Oremos por ellos...
ResponderEliminarTodos debemos leer el libro!
ResponderEliminarQue bueno, porque acá éste libro ya no hay :D
ResponderEliminarDios le siga llenando de sabiduria y exito en todo lo que emprenda, se que pronto leere su libro, pues me encantan todos sus libros
ResponderEliminarEstimado pastor ¿Donde puedo conseguir su liobro acá en Calama, Chile? Gracias.
ResponderEliminarDejelo pastor, comenta sus ideas, porque a ese escritor no se le ocurren ideas propias.
ResponderEliminarUn gran hombre el. Doctor nunez no se anda con rodeos tome un curso con el y es un hombre cabal defecto si dice la verdad. Biblicamente. Saludos
ResponderEliminarGracias a puesto muy en claro muchos asuntos.Como siempre algunos temen ser "libres pensantes".
ResponderEliminar