A nombre de un Dios de amor


A nombre de un Dios de amor se ha construido una religión de odio.
Una que desprecia y excluye por orientación sexual.

Que condena a divorciados y juntados.


Que se atreve a normar todo como si la religión fuera norma y no lo que el crucificado llamó a hacer: Amar, sin exclusiones, sin juicios y sin ponernos a nosotros mismos como los modelos, porque el único digno de ser modelo murió, precisamente, porque se atrevió a decir que Dios es amor y no verdugo.


Dr. Miguel Ángel Núñez

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