Encadenados a otros
"Llevamos cadenas, aunque nadie las vea, y somos esclavos, aunque los hombres nos llamen libres" —Oscar Wilde
Muchas veces cedemos a la tentación de vivir atados y esclavizados a lo que otros puedan pensar de nosotros. Por esa vía nos limitamos de hablar lo que debemos y vamos pensando en otros, y por no herir susceptibilidades o no incomodar a otros, terminamos en un ejercicio de auto censura que a la postre no le sirve a nadie.
Lamentablemente muchos manipuladores y personas con mentes enfermas han manejado a su antojo textos bíblicos como el famoso “del hermano débil”, y por esa vía, han impedido la libre expresión y la comunicación de la verdad de una forma asertiva y libre.
Lo extraño, es que estos textos han sido utilizados de una manera diferente al uso que Pablo le dio en su momento, lo que era una advertencia a la cautela, se convirtió en el uso en una forma de manipulación y manera de controlar a otros mediante el eufemismo de la debilidad.
Pablo menciona el asunto en 1 Corintios 8. Lo que es lamentable es que los versículos en cuestión se leen, como es habitual, tomando frases fuera de contexto, y sin considerar el sentido original y la intención inicial del autor.
El apóstol habla de personas que tienen “conciencia débil” (1 Corintios 8:10), y ¿a quiénes califica de este modo? Pues a individuos que son conversos, pero que de algún modo, siguen vinculados a las supersticiones de los dioses paganos. Pablo dice que “un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios” (1 Corintios 8:4).
El apóstol es fehaciente en señalar que “lo que comemos no nos acerca a Dios; no somos mejores por comer ni peores por no comer” (1 Corintios 8:8), en el contexto de las discusiones que se producían por los alimentos ofrecidos a los ídolos, que el mismo Pablo ha calificado de “ser nada” (1 Corintios 8:4), en el fondo, está diciendo discutir, es absurdo, pero ten en cuenta a los de “conciencia débil”.
¿Pero, a quienes llama así Pablo? El apóstol califica de tener “conciencia débil”, a creyentes que aun no han abandonado del todo su trasfondo pagano, con el cual están luchando, para los cuales Pablo pide paciencia y caridad. Hasta allí, todo bien, no obstante, la tendencia ha sido sacar esas frases de Pablo de su contexto y aplicarla a cualquier creyente que se sienta ofendido o incómodo con alguna verdad, algo que el apóstol no está diciendo, y es ir más allá de sus presupuestos.
En Romanos vuelve a plantear lo mismo, y sospechosamente, en el mismo contextos, es decir, alimentos presentados a los ídolos. Llama a nos discutir con el “débil en la fe” (Romanos 14:1).
¿A quiénes llama débiles en la fe, en Romanos? Lo dice el versículo 2: “A algunos su fe les permite comer de todo, pero hay quienes son débiles en la fe, y sólo comen verduras”. Es decir, aparentemente, son los vegetarianos los débiles, pero esa interpretación no es exactamente correcta. El vegetarianismo era desconocido para el mundo antiguo, salvo para la India, pero no había contacto con esa zona en tiempos de Pablo. Casi todos los pueblos antiguos, incluyendo a los Israelitas, eran consumidores de carne, así que el problema aquí, es que algunos prefieren comer verduras, antes que comer carnes que previamente han sido ofrecidas a los ídolos, y a quienes Pablo llama “débiles en la fe”, es decir, que aún siguen creyendo que los ídolos tienen algún poder o significado.
El siguiente versículo es un llamado a la prudencia, como es habitual en el apóstol, es decir, no desgastarse en largas discusiones sin sentido, como la que suelen tener una cantidad enorme de personas en torno a los alimentos, calificando y descalificando a quienes no comparten su régimen alimenticio. Por eso las palabras de Pablo son tan pertinentes aún para hoy, porque pareciera haberla escrito solo ayer en la tarde, y es una idea que tiene siglos, pero que aún no cala en la mente de extremistas y gente que no ha sabido valorar la importancia de la ponderación. El apóstol dice:
“El que come de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo no debe condenar al que lo hace, pues Dios lo ha aceptado” (Romanos 14:3). A despecho de lo que algunos puedan creer, a Dios le interesa un pepino lo que comas, eso no es lo importante, lo más trascendente es lo que decides y lo que haces con tu vida, especialmente con otra persona.
En Romanos 14, además, el apóstol introduce el tema del día de adoración, y hace el mismo llamado a no discutir ni a considerarse superior por creer que un día es mejor que otro, idea que deberían pensar mucho aquellos que pelean por algo que en la mente de Pablo es secundario.
“Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones” (Romanos 14:5). ¿Qué parte del texto precedente no entienden quienes suelen calificar y descalificar a quienes adoran en un día distinto?
Más adelante, el apóstol se pregunta: “¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias?” (Romanos 14:10), lo mismo me pregunto al ver la actitud de algunos cristianos que se atreven, incluso, a insultar a personas que no creen lo que ellos creen con tanta vehemencia y convicción. Se nos olvida lo que Pablo dice al final de su argumentación que “cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios” (Romanos 14:12).
Años después, seguramente ya aburrido de los “débiles” que no acaban nunca, personas que viven con un pie en la superstición y otra en la convicción Pablo escribió que hay personas que les cuesta mucho entender porque “lo que les entra por un oído les sale por el otro” (Hebreos 5:11), y a continuación agrega:
“En realidad, a estas alturas ya deberían ser maestros, y sin embargo necesitan que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez de alimento sólido. El que sólo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho. En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual” (Hebreos 5:12-14).
En otras palabras y a buen entendedor, y con una expresión coloquial que pueda entenderse: ¡Córtenla! ¡Maduren! ¡Hasta cuando niños caprichosos! ¡En algún momento deben aprender! Se comportan de manera infantil, debiendo saber aún necesitan que les den papillas. ¡Hasta cuando! Deberían ser adultos en la fe y todavía siguen con sus niñerías de no acabar.
Es interesante que el apostol utiliza la expresión “ejercitados” en la “percepción espiritual”, eso implica que se la han pasado recostados cómodamente en los divanes eclesiales para que otros piensen por ellos y solo recibiendo papillas espirituales.
En todas las congregaciones estamos bajo la tiranía de “débiles”, de personas, que tal como lo establece el apóstol, debiendo haber crecido se mantienen, por propia voluntad, permanentemente en una situación de niñez permanente. Gente que va a las iglesias, simplemente, a ser espectadores, que no son capaces de abrir la Biblia por sí mismos y aprender, que no participan en grupos de crecimiento y estudio, y viven, permanentemente, bajo temas sensacionalista, siguiendo a predicadores-comerciantes, que lucran con estos niños (niñatos diríamos en España), que por capricho no son destetados.
Debiendo ser maestros que formen a otros, se mantienen en una constante dependencia de otros. No piensan por sí mismo, y lo hacen a través de la mente de otros.
Su frase preferida es: “El pastor X dijo tal cosa”, y yo le creo a él. ¿En base a qué? Simplemente, al infantilismo del “me parece”, “porque me gusta”, “porque es lo que me han enseñado desde siempre”, y otras niñerías similares.
No son capaces de tomar una Biblia, un libro de arqueología, de hermenéutica, de crítica bíblica, de exégesis, de análisis crítico, porque no hay nada más peligroso que el quedarse en una zona de confort conocida, sin atreverse a pensar por sí mismos ni a avanzar.
La verdad es progresiva, no es estática. Lo que te enseñaron hace 20 años, cambió. Hay nuevas perspectivas, análisis que te sacan de zonas oscuras, conceptos que te ayudan a mirar mejor. Quedarse en una idea sin cambio, es el primer síntoma para empezar a morir y convertirse en una persona “con conciencia débil”, que clama: “¡No me traigas una idea nueva! ¡Mi fe puede tambalear!”
La tiranía de “los débiles” y de los que tienen “conciencia débil”, está, simplemente, impidiendo el crecimiento de las congregaciones.
El otro día alguien me decía, un tanto molesta:
—Es que no todos han tenido las mismas oportunidades.
—¡Claro! Pero no te quedes en eso. Crea la oportunidad. Abre un libro, analiza, estudia, pregunta, asiste a conferencias, escucha a quienes estudian, pero no te quedes en la niñería de “soy débil, por favor, no me digas nada distinto a lo que ya se”, eso no solo es infantil, es irracional.
Tal como diría Pablo: ¡Basta ya de niñerias! Dejen de comer papillas para bebé y empiecen con alimento sólido, no pueden ser niños de brazos toda la vida, en algún momento tienen que caminar por si mismos.
Vivir encadenados a débiles que se niegan a crecer, es solo lastre que impide al resto crecer. La debilidad en la fe, especialmente de la que habla Pablo, de estar con un pie en la convicción de Cristo y con media mente aún en supersticiones pasadas, no ayuda a crecer en absoluto.
Sé que algunos que me leerán no les gustará este planteo, y a los mismos les digo:
—¡Crezcan! No se puede ser niño toda la vida.
© Dr. Miguel Ángel Núñez
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