LA DIETA DE DANIEL, ¿VEGETARIANA?
Introducción
Bandera de lucha
de vegetarianos y veganos cristianos, es sostener la “fidelidad” de Daniel, al
tener una supuesta dieta libre de carnes. El problema es que no tiene sustento
bíblico. La metodología del “texto prueba”, es decir, buscar textos, frases o
incluso palabras, desconectados de su contexto cultural, histórico, textual,
teológico y lingüístico, induce a error y a justificar cualquier cosa. No hay
en el texto ni en la historia del pueblo hebreo base para afirmar que Daniel y
sus amigos seguían una dieta vegetariana.
La dieta de
Daniel en Babilonia, está relacionada con los significados que la “comida y el
vino del rey” (Daniel 1:8), tenía para los babilónicos.
La comida judía
La dieta judía
consistía en pan ‑los pobres de cebada (Jn. 6:13) y los ricos de trigo-. Comían
además carne y dulces. La leche y la miel eran muy apreciadas. Consumían,
habitualmente, leche de cabra u oveja. La que sobraba se usaba para preparar
quesos. Se consumían vegetales principalmente, lentejas, garbanzos y frijoles.
La carne era
consumida, en especial, por clases acomodadas. Los pobres no utilizaban sus
animales porque de ellos sacaban otros productos. Sólo los consumían cuando estos
habían terminado su ciclo de producción. La carne más consumida era cabrito y
cordero.
Las carnes de
caza eran muy apreciadas especialmente venados y gacelas; y también, perdices y
codornices. Se seguía estrictamente Levíticos 11, que no prohíbe el consumo de
carne, sino regula el tipo de carnes aptas para el consumo.
El pescado era muy
apetecido. Jesús lo menciona a modo de ilustración (Lc. 11:11). Uno de sus
milagros más conocidos es la alimentación de la multitud con “pan y pescado”
(Mr. 6:41). Incluso, Cristo prepara pescado asado a sus discípulos (Jn. 21:9,
13).
Sorprendente la
presencia de insectos en la dieta judía, como las langostas, que son
mencionadas como parte de lo que comía Juan el Bautista (Mt. 3:4). Henri
Daniel-Rops (1986, 131), menciona que el tratado Tannith da cuenta de unas 30 especies de langostas comestibles
entre israelitas.
La dieta era
completada con frutas, que se consumían secas para que perduraran. Higos y
damascos eran los más apreciados, pero también nueces y avellanas.
Nathan MacDonald
(2008), demuestra que el consumo de cereales, carne y productos del mar, junto
con pan, vino y aceite eran la base dietética de Israel. Por lo tanto, lo que
ocurre en Daniel 1, tiene otro sentido, porque si no aparecería como algo extraño.
Significado
Zdravko Stefanovic (2007)
sugiere tres razones de Daniel para rechazar la comida del rey.
Por dieta.
Suponía que la comida podría no ser limpia de acuerdo a Levítico 11. Los
babilónicos consumían puerco y caballo, por ejemplo.
Por política.
Comer la comida del rey implicaba aceptar estar de acuerdo o en alianza con
quien invitaba la comida (Gn. 31:43-46; Ex. 34:15; Dn. 11:26). Como señala
Joyce Baldwin (2009): “Según la norma oriental, compartir una comida tenía un
significado pactual”. En el mismo sentido reafirma Laurence Turner (2008): “comer
alimentos de la mesa de un rey significa aceptar su señorío y vincularse con él
en un pacto”.
Por religión.
La comida del rey, era ofrecida previamente al dios pagano. Algunos alimentos y
bebidas tenían un significado en el contexto de las religiones mistéricas y
ocultistas de Babilonia. La frase “comida del rey” (hebr. mippatbag hammelek; Dn. 1:5), hace alusión a que los elegidos para
la corte comerían lo mismo que el rey. No hay ninguna sugerencia en el texto de
que dicha alimentación fuera dañina, al contrario, el rey tiene la convicción
de que, al proveerles su comida, les está haciendo un favor.
Se usa además la
expresión wayeman (determinó, Dn. 1:5),
una palabra de connotación religiosa, tal como señala Jacques Doukhan (2008),
esa expresión sólo tiene como sujeto a Dios y aparece sólo en contexto de
creación (Jonás 1:17, 4:6-8), por lo tanto, lo que está haciendo Nabucodonosor
al “determinar” la comida de los jóvenes, es “tomar el lugar del creador”.
Daniel decide
“no contaminarse” con la comida del rey. El hecho que el narrador use dicha
expresión sugiere que hay algo más que comida en el asunto. Doukhan señala que
“la asociación ‘carne-vino’ caracteriza, tanto en la Biblia como en las
culturas del Cercano Oriente, la comida ritual ingerida en el contexto de un
servicio de adoración. Participar de una comida así implicaba sumisión al culto
babilónico y reconocimiento de Nabucodonosor como dios”.
La única comida
y bebida que no se ofrendaba a los ídolos babilónicos eran legumbres, vegetales
y agua. La expresión traducida
“verduras” (NVI 84), o “legumbres” (BJ 78), viene de la palabra hebrea zero´im, referida a plantas que producen
semillas. Daniel y sus amigos realizan un acto de lealtad a Dios al rechazar
comidas y bebidas que están vinculadas con la adoración pagana. Optan por un
menú vegetariano porque es la única forma de asegurarse que los alimentos no son
ofrecidos a la divinidad pagana.
Ese es el
verdadero mensaje del texto. La lealtad a Dios bajo circunstancias extremas. Si
hubieran comido de la comida real habrían sido considerados como si estuvieran
participando en el rito religioso de adoración al dios babilónico.
El que al cabo
de diez días Daniel y sus amigos se vieran más saludables, no está vinculado
necesariamente a la abstención de la comida del rey (que no sabemos en qué
consistía), sino a un hecho providencial de Dios. Fiel a sus promesas (1 Sam.
2:30), la divinidad los dotó de energía y apariencia vital diferente. Se infiere
desde el versículo 9 y el 17, a Dios interviniendo en la situación. Concluir,
que después de tan poco tiempo, sólo por efecto de la comida, ellos están más saludables,
es imponer al texto un preconcepto.
La paradoja
La paradoja es que
algunos autores admiten que el texto no habla de comida, sino del significado
que la alimentación tiene en el contexto ritual y simbólico de la adoración a
los ídolos, lo cual es correcto, pero luego infieren que la dieta de Daniel es
una reafirmación de la dieta original dada por Dios, cosa incorrecta, porque no
hay nada en el texto que permita inferir dicha idea. Es preocupante que a pesar
que se tienen las evidencias textuales, juega un papel preponderante la
tendencia al “texto prueba” y a descontextualizar la Escritura al servicio de
preconceptos.
Daniel no fue vegetariano
La dieta
vegetariana no era propia del pueblo de Israel. ¿Por qué debería ser Daniel la
excepción? Quienes defienden el supuesto vegetarianismo de Daniel olvidan la
obligación ritual que tenía todo israelita de consumir carne en ocasiones
especiales, como, por ejemplo, en la Pascua. Habría sido una ofensa que Daniel
no participara en esa celebración central del ritual judío (Ex. 12). Una vez
pasada la prueba, el texto bíblico sugiere que Daniel y sus amigos volvieron a su
dieta habitual.
Un versículo
clave es Daniel 10:3. Daniel ha vivido por años en la corte del rey. Está en el
tercer año de Ciro, y tiene una visión. Por eso pasa “tres semanas” “de luto”
(Dn. 10:2). Lo que se solía hacer era abstenerse de aquello que pudiera dar algún
bienestar. Por eso dice: “en todo ese tiempo no comí nada especial, ni probé
carne ni vino, ni usé ningún perfume” (Dn. 10:3). ¿Por qué habría de mencionar
carne y vino, si eso no estuviera incorporada en su dieta? Lo que
explícitamente el texto señala es que como está de luto, en dichos días se
abstuvo de comer carne, por el duelo. Es decir, Daniel siguió siendo judío en
su alimentación y estilo de vida, una vez pasada la prueba en la corte de
Nabucodonosor.
Conclusión
La utilización
de la Biblia exige que el intérprete siga principios, como, por ejemplo, no
hacerle decir al texto lo que éste no dice. Si bien la dieta vegetariana es
loable, usar el incidente de Daniel 1 como “texto prueba” de ese estilo de
vida, no es un uso adecuado de la Escritura.
Daniel no fue
vegetariano. El incidente de Daniel 1 es particularmente decidor de su
fidelidad a Dios y su rechazo a la religión babilónica. Otra idea fuera de ese
contexto no tiene asidero en la evidencia textual e histórica.
Bibliografia básica
Baldwin, Joyce (2009). Daniel: An Introduction and Commentary. Downers Grove, IL.: InterVarsity Press.
Daniel, Rops, Henri (1986). A vida diaria nos tempos de Jesus. Trad.
Ney Siqueira; 2ª ed.; São Paulo: Sociedade Religiosa Edições Vida Nova.
Doukhan, Jacques (2008). Secretos
de Daniel: Sabiduría y sueños de un príncipe judío en el exilio. Trad. Miguel Valdivia; México: Gema.
Macdonald, Nathan (2008). What Did the Ancient Israelites Eat? Diet in
Biblical Times. Grand Rapids, MI.: Eerdmans.
Turner, Laurence (2008). “Misión en una tierra pagana: Daniel y sus
amigos”, Spectrum, 8 de septiembre
2008. Online: http://spectrummagazine.org/cafe_hispano/2008/09/07/
misi%C3%B3n-en-una-tierra-pagana-daniel-y-sus-amigos.
Stefanovic, Zdravko (2007). Daniel:
Wisdom to the Wise: Commentary on the Book of Daniel. Boise, ID.: Pacific
Press.
[1] Dr. Miguel Ángel Núñez,
oriundo de Chile, aunque posee también la nacionalidad argentina. Licenciado en
Filosofía, Educación y Teología. Orientador familiar y terapeuta matrimonial. Doctor
en Teología Sistemática. Autor de
numerosos artículos y 73 libros. Sus comentarios, reflexiones y sermones son
vistos por YouTube por millones de personas. Vive en España.
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