NADA ES GRATIS

Leyendo por segunda vez en dos semanas el último libro del abogado, doctor en filosofía y economista Axel Kaiser, El economista callejero (Barcelona: Deusto, 2022), un autor resistido por los "economistas de slogans" o "economistas de fantasía", o los "alumnos en práctica" que dirigen Chile (la mayoría que no ha trabajado un día antes de llegar al gobierno).

Algunas ideas que me llaman la atención y que quiero compartir: "El principio básico de la economía consiste en que se necesitan recursos para subsistir. Estos recursos se deben producir mediante el trabajo y la innovación, pues no están dados libremente en la naturaleza" (p. 22). Este es un principio de perogrullo, pero que muchas personas no alcanzan a entender de manera clara.


El problema es cómo conseguir los recursos que se necesitan para subsistir. Lo más obvio, es trabajando, no obstante, hay quienes pretenden que dichos recursos se les entregue vía donación (por subsidios, por ejemplo) o obteniéndolos por la fuerza de lo que producen otros (expropiación u otros mecanismos).

Muchos gobiernos populistas señalan que es necesario que exista "educación gratuita", "salud para todos" y "acceso universal a los bienes de consumo". Esa utopía, genera, por un lado, incremento de impuestos, porque alguien tiene que pagar, lo que a su vez provoca un ciclo perverso en las economías, puesto que los inversionistas o los que tienen el capital, cuando ven que pagan más en impuestos que lo que reciben de regalías, prefieren irse a otra parte o simplemente, dejar de producir, y esto vale para grandes empresas, pequeños empresarios e incluso, para emprendimientos familiares pequeños.

El cuadro anterior genera empobrecimiento de la población, porque se ven mermados los sueldos (los dueños de capital se ven obligados a ello porque a mayores impuestos, menos ganancias, y por lo tanto, la torta a repartir es menor).

La reacción de los gobiernos populistas entonces es satanizar a los empresarios, como si fueran la encarnación del infierno, cuando no son más que un eslabón en la cadena productiva, que proveen el capital necesario para seguir produciendo. En esta satanización del capital, los gobiernos populistas incrementan la creación ficticia de dinero (sin tener capital que lo respalde), generando inflación porque hay más dinero en la calle, pero se produce un incremento de precios por la perversidad del modelo.

La realidad es que los estados no producen dinero, no generan riqueza y mienten descaradamente cuando ofrecen "educación gratis" y "salud universal", sin decirle a la gente que para que eso se produzca tendrán que subir los impuestos para generar más recursos, pero esos impuestos terminarán saliendo de los recursos de los mismos a los que se les ha prometido milagrosamente algo que en la práctica nunca ha resultado (ejemplo sobran URSS, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Argentina, Korea del Norte, Cuba, etc.), nunca un gobierno populista ha logrado equilibrar lo gratuito sin tener que subir impuestos.

Eso implica que tarde o temprano los populismos terminan confiscando por la fuerza lo producido por otros (tal como quieren hacer en Chile con los fondos de pensiones) de tal modo que "la salud, la educación, la pensión o cualquier otro beneficio que alguien reciba del Estado, en realidad lo está recibiendo con cargo al trabajo de otros, que son los que producen los recursos y a quienes el Estado -conformado por políticos y funcionarios administrativos- se los quita (a través de impuestos) para transferirlos" (p. 23).

A largo plazo esta redistribución de riqueza que hace el Estado populista lo único que produce es desinsentivar la creatividad, el esfuerzo, el ahorro, y la inversión. Tal como sucede, por ejemplo, con Argentina, donde el 30% de la población trabaja, para que el 70% restante viva de subsidios que producen los que trabajan.

Paises con una alta tasa de educados universitarios como Cuba y Rusia, lo único que producen, por no ser capaces de crear empleo o riqueza, es desilusión viendo como profesionales altamente competentes se ven forzados a trabajos menores, sin incentivo, porque al final, da lo mismo ser profesional o no, porque en la redistribución macabra, no habrá incentivo al esfuerzo (recuerdo una conversación con un taxista-médico, en Venezuela, y con un ingeniero-reponedor en un supermercado en Rusia), ambos, diciendome que ellos le decían a sus hijos que se fueran del país y que no estudiaran, al menos, en un país donde no existe incentivo al esfuerzo.

En la campaña electoral de 1992 que llevó a la presidencia a Bill Clinton, se utilizó la frase "«La economía, estúpido» (the economy, stupid, frase de James Carville, asesor de Clinton), para reirse de George Bush (padre), lo que llevó finalmente a Clinton a la presidencia, es decir, enforcarte en lo que importa y no en cosas intrascendentes, que finalmente, no implican nada.

Aún los grupos religiosos se mueven por la economía, por mucho que quieran esconderlo o "espiritualizarlo".

La economía es esencial en la vida humana y no tener nociones de economía implica darle el poder a personas que terminan arruinando todo, como lo están haciendo, por ejemplo, los gobiernos populistas de sudamérica, que siguen, porfiadamente, intentando aplicar modelos que nunca han resultado en ninguna parte, que al contrario, lo único que han producido es migración forzada, enriquecimiento ilícito de algunas elites, totalitarismo y el empobrecimiento de la mayor parte de la población.

Estudiar economía, y administración financiera, no solo es cuestión de saber sumar, sino de entender conceptos fundamentales como riqueza, producción, dinero, mercado, inflación y algunos otros conceptos concomitantes, y no se vale decir que no es de tu interés, porque si no te ocupas, y no te interesas, terminas cediendo tu vida a individuos que se valen de tu ignorancia para especular, abusar y crear pobreza.

Copyright: Miguel Ángel Núñez

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