Vaso frágil
“Vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil” (1 Pedro 3:7 RV60)
Cuando un marido, compañero o novio asume una actitud de protector de su esposa, compañera o novia, se pone en una posición de poder que le da autoridad por sobre ella. Esa sola actitud rompe el equilibrio que se necesita para construir una relación de pareja sana.
En ese caso, ya no hay dos personas iguales en derechos y deberes, sino uno que asume que tiene el deber de guiar, orientar, y dictar las directrices para el otro.
En ese contexto se crean las condiciones para que los varones que asumen dicha actitud y las mujeres que lo acepten, se creen lazos de poder y codependencia que den lugar al abuso, la violencia y la manipulación psicológica.
Lamentablemente esta lectura sexista del texto está tan arraigada que algunos varones no son capaces de observar otra cosa, porque simplemente, sus mitos y conceptos culturales no le permiten ver algo diferente.
El texto puede tener otra lectura, que en general no se la hace, pero es más lógica con el contexto y el propósito del libro de Pedro.
Instrumento
En este versículo se utiliza la expresión skeuos, que podría traducirse simplemente como “instrumento”. La expresión original es traducida al español como “alhaja”;[1] “vaso”;[2] “vasija”;[3] “instrumento”;[4] “velas”;[5] “aparejos”.[6]
La palabra era utilizada para referirse a los más variados utensilios de diferentes materiales vidrio, metal, madera, tela, que eran empleados en los más variados propósitos tanto en el hogar, como en el campo, la guerra o la paz.[7]
Vaso
Sin embargo, en el Nuevo Testamento la expresión adquiere un sentido metafórico. Especialmente en la utilización del pensamiento paulino se refiere al ser humano, como una “vasija” receptora. Tiene el sentido de servicio.[8] Ese sentido se puede observar en Ro. 9:21 y 1 Tim. 2:20-21, donde el vaso es sinónimo de ser humano, en este caso, utilizado por Dios.
En 2 Cor. 4:7 queda en evidencia la fragilidad de los “vasos de barro” que son los seres humanos. Cuerpos mortales y frágiles que pueden fenecer.
Sin embargo, en el Nuevo Testamento la expresión adquiere un sentido metafórico. Especialmente en la utilización del pensamiento paulino se refiere al ser humano, como una “vasija” receptora. Tiene el sentido de servicio.[8] Ese sentido se puede observar en Ro. 9:21 y 1 Tim. 2:20-21, donde el vaso es sinónimo de ser humano, en este caso, utilizado por Dios.
En 2 Cor. 4:7 queda en evidencia la fragilidad de los “vasos de barro” que son los seres humanos. Cuerpos mortales y frágiles que pueden fenecer.
Por lo tanto, vaso es simplemente una forma metafórica para referirse al ser humano, en este caso, las esposas.
¿Por qué frágiles?
Este es el quid del asunto, cuando entendemos fragilidad por falta de fuerza, debilidad o incapacidad, entonces, Pedro le estaría faltando el respeto a la mujer y se contradeciría con la frase que sigue al llamarlas “coherederas de la gracia”. No pueden estar al mismo nivel del varón si son “frágiles”.
Este es el quid del asunto, cuando entendemos fragilidad por falta de fuerza, debilidad o incapacidad, entonces, Pedro le estaría faltando el respeto a la mujer y se contradeciría con la frase que sigue al llamarlas “coherederas de la gracia”. No pueden estar al mismo nivel del varón si son “frágiles”.
Tiene que esta hablando de otra cosa que no se entiende a primera vista.
Un aspecto que viene a dilucidar el asunto es el propósito y los destinatarios de la carta.
En el primer versículo de la epístola se menciona que Pedro le está escribiendo a judíos que están dispersos por “Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” (1 Ped. 1:1) y que lo más probable es que antes vivieron en Roma.[9] En otras palabras, están inmersos en una cultura que no conoce al Dios verdadero.
Varios de ellos se han convertido al cristianismo y a ellos Pedro les dirige sus llamados para vivir una vida santa. Les ruega que se atengan a una vida nueva, diferente a la que conocían (1 Ped. 1: 14).
En ese contexto, Pedro está conciente que hay esposas que se han hecho cristianas pero sus esposos no. A ellas les dice que se mantengan unidas[10] a sus maridos, “sujetas”, es decir, el llamado es a lograr que con sus vidas puedan provocar cambios en sus maridos “por su conducta” casta y respetuosa que debe reflejarse en el atavío y en la forma de vivir. Esto en referencia a una cultura que había convertido el vestir en una forma de seducción y de prácticas que estaban reñidas con los valores del cristianismo.
Como es de suponer, también hay maridos que están casados con mujeres que aún no conocen el evangelio, o que están en camino de salir de su ignorancia y sus prácticas no cristianas. A ellos les dice Pedro, traten a sus esposas cuidadosamente.
Previamente les ha dicho que tienen que vivir con ellas “sabiamente”, “dándoles honor” y tratándolas con cuidado. Evidentemente, porque los maridos de ese tiempo hacen todo lo contrario con sus esposas. Pedro entiende perfectamente que ahora que son cristianos la conducta debe ser diferente.
Por lo tanto, la “fragilidad” no tiene nada que ver con concepciones machistas, sino con la no comprensión de la plenitud del evangelio.
Por eso que agrega a continuación una serie de actitudes que el marido debe tener con su esposa para que con su conducta la gane para el evangelio: “En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. En efecto, ‘el que quiera amar la vida y pasar días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de proferir engaños. Porque el Señor mira con buenos ojos a los justos y sus oídos están atentos a sus oraciones, pero mira con indignación a los que hacen el mal’. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala” (1 Ped. 3:8-12).
Estos últimos consejos se entienden en el contexto de una cultura que maltrataba a las mujeres, que las obligaba a ser esclavas sexuales y que las trataba como si estuvieran al servicio del varón.[11]
Pedro está marcando una conducta que deben tener los maridos que es totalmente opuesta a la forma de ser de un no cristiano. Alguien que ha conocido el evangelio y que entiende el significado de vivir conforme a la gracia tratará a su esposa que aún no conoce a Dios con cuidado (la mujer traducción de fragilidad), con respeto y entendiendo que ella también es una coheredera de la gracia, en otras palabras, a ella también se le ha ofrecido la posibilidad de la salvación.
Esta manera de interpretar el texto, se apega más al original y al sentido que tiene la expresión bíblica en su sentido más pleno en el texto bíblico.
Entender a las esposas de 1 Ped. 3:7 como no cristianas es la forma más satisfactoria de entender el pasaje[12] y pone el equilibrio que se necesita para llegar a comprender la epístola en general.
Por lo tanto, el pasaje es un llamado a esposos cristianos para que traten correctamente a sus esposas no cristianas con el fin de que ellas lleguen a conocer al Señor. No hay sexismo ni machismo en dicho llamado, sino una petición de coherencia con la misión evangélica.
Esta forma de analizar el texto se condice más con el evangelio en general, y hace justicia a la forma revolucionaria y justa en que Jesús mismo trató a las mujeres, a las que no discriminó de ninguna forma, al contrario, las trató como seres humanos con los mismos derechos que cualquier otra persona.
Tenemos mucho que aprender, no sólo al leer la Biblia con otros ojos, sino con la forma en que nos tratamos unos a otros. El trato personal debe reflejar que somos hijos de Dios y que estamos bajo su gracia siempre.
Esto es especialmente cierto para varones que son cristianos y sus cónyuges no lo son, puesto que su responsabilidad es mayor, por una parte ser esposos que reflejen la nueva vida que están viviendo, y por otro lado, vivir de tal modo que su testimonio logre que sus esposas acepten a Jesús como su salvador personal. Pedro entendió muy bien el evangelio. Nos cuesta a nosotros, los testarudos de hoy, comprender el sentido que dichos consejos tienen en nuestra realidad contemporánea.
En el primer versículo de la epístola se menciona que Pedro le está escribiendo a judíos que están dispersos por “Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” (1 Ped. 1:1) y que lo más probable es que antes vivieron en Roma.[9] En otras palabras, están inmersos en una cultura que no conoce al Dios verdadero.
Varios de ellos se han convertido al cristianismo y a ellos Pedro les dirige sus llamados para vivir una vida santa. Les ruega que se atengan a una vida nueva, diferente a la que conocían (1 Ped. 1: 14).
En ese contexto, Pedro está conciente que hay esposas que se han hecho cristianas pero sus esposos no. A ellas les dice que se mantengan unidas[10] a sus maridos, “sujetas”, es decir, el llamado es a lograr que con sus vidas puedan provocar cambios en sus maridos “por su conducta” casta y respetuosa que debe reflejarse en el atavío y en la forma de vivir. Esto en referencia a una cultura que había convertido el vestir en una forma de seducción y de prácticas que estaban reñidas con los valores del cristianismo.
Como es de suponer, también hay maridos que están casados con mujeres que aún no conocen el evangelio, o que están en camino de salir de su ignorancia y sus prácticas no cristianas. A ellos les dice Pedro, traten a sus esposas cuidadosamente.
Previamente les ha dicho que tienen que vivir con ellas “sabiamente”, “dándoles honor” y tratándolas con cuidado. Evidentemente, porque los maridos de ese tiempo hacen todo lo contrario con sus esposas. Pedro entiende perfectamente que ahora que son cristianos la conducta debe ser diferente.
Por lo tanto, la “fragilidad” no tiene nada que ver con concepciones machistas, sino con la no comprensión de la plenitud del evangelio.
Por eso que agrega a continuación una serie de actitudes que el marido debe tener con su esposa para que con su conducta la gane para el evangelio: “En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. En efecto, ‘el que quiera amar la vida y pasar días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de proferir engaños. Porque el Señor mira con buenos ojos a los justos y sus oídos están atentos a sus oraciones, pero mira con indignación a los que hacen el mal’. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala” (1 Ped. 3:8-12).
Estos últimos consejos se entienden en el contexto de una cultura que maltrataba a las mujeres, que las obligaba a ser esclavas sexuales y que las trataba como si estuvieran al servicio del varón.[11]
Pedro está marcando una conducta que deben tener los maridos que es totalmente opuesta a la forma de ser de un no cristiano. Alguien que ha conocido el evangelio y que entiende el significado de vivir conforme a la gracia tratará a su esposa que aún no conoce a Dios con cuidado (la mujer traducción de fragilidad), con respeto y entendiendo que ella también es una coheredera de la gracia, en otras palabras, a ella también se le ha ofrecido la posibilidad de la salvación.
Esta manera de interpretar el texto, se apega más al original y al sentido que tiene la expresión bíblica en su sentido más pleno en el texto bíblico.
Entender a las esposas de 1 Ped. 3:7 como no cristianas es la forma más satisfactoria de entender el pasaje[12] y pone el equilibrio que se necesita para llegar a comprender la epístola en general.
Por lo tanto, el pasaje es un llamado a esposos cristianos para que traten correctamente a sus esposas no cristianas con el fin de que ellas lleguen a conocer al Señor. No hay sexismo ni machismo en dicho llamado, sino una petición de coherencia con la misión evangélica.
Esta forma de analizar el texto se condice más con el evangelio en general, y hace justicia a la forma revolucionaria y justa en que Jesús mismo trató a las mujeres, a las que no discriminó de ninguna forma, al contrario, las trató como seres humanos con los mismos derechos que cualquier otra persona.
Tenemos mucho que aprender, no sólo al leer la Biblia con otros ojos, sino con la forma en que nos tratamos unos a otros. El trato personal debe reflejar que somos hijos de Dios y que estamos bajo su gracia siempre.
Esto es especialmente cierto para varones que son cristianos y sus cónyuges no lo son, puesto que su responsabilidad es mayor, por una parte ser esposos que reflejen la nueva vida que están viviendo, y por otro lado, vivir de tal modo que su testimonio logre que sus esposas acepten a Jesús como su salvador personal. Pedro entendió muy bien el evangelio. Nos cuesta a nosotros, los testarudos de hoy, comprender el sentido que dichos consejos tienen en nuestra realidad contemporánea.
Referencias
[1] Mt. 12:29; Mr. 3:27; Lc. 17:31.
[2] Mr. 11:16; Jn. 19:29; Hch. 10:11, 16; 11:5; Rm. 9:21, 22, 23; 2 Co. 4:7; 1 Tes. 4:4; 2 Tim. 2:20, 21; Heb. 9:21; 1 Ped. 3:7; Ap. 2:27; 18:12.
[3] Lc. 8:16.
[4] Hch. 9:15.
[5] Hch. 27:17.
[6] Hch. 27:19.
[7] Christian Maurer, “skeuos”, en Theological Dictionary of the New Testament (Gerhard Kittel, Gerhard Friedrich, Geoffrey W. Bromiley, eds.; Grand Rapids, MI.: Eerdmans, 1971), 7: 360.
[8] Ibid., 362.
[9] Karen H. Jobes, 1 Peter (Grand Rapids, MI.: Baker Academic, 2005).
[10]Lamentablemente la mayoría de las traducciones interpreta esa unión como obediencia, subordinación o sometimiento, lo cual es incorrecto porque no es el sentido del texto ni de la expresión original. En muchos sentidos, es un eco de las palabras de Pablo expresadas en 1 Cor. 7:13-14.
[11]Shondrah Tarrezz Nash y Latonya Hesterberg, “Biblical Framings of and Responses to Spousal Violence in the Narratives of Abused Christian Women”, Violence Against Women 15 (2009): 342.
[12]Carl D. Gross, “Are the Wives of 1 Peter 3.7 Christians?”, Journal for the Study of the New Testament 35 (1989): 95.
Muy bueno!! Pienso que hay falsos conceptos mal arraigados desde la religión, y qe han llevado a miles y millones de mujeres a Soportarlo Todoo!! por generaciones!! y todo por que alguien un día les dijo Vos Sos DEBIL NO PODES Y la mujer calle en la congregación.... ésto las anuló, bloqueo su potencial humano y hasta muchas mujeres sin darse cuenta hoy día tienen un sistema de pensamiento machista, una especie de chips incorporado, que no las deja ser Libres del maltrato.- Y el pensar de otra manera la expone a ser condenada o tildada por Liberal, feminista. Y lo qe es peor aún en algunos circulos mas cerrados hasta Endemoniadas.-
ResponderEliminarEstá tan arraigado ese pensamiento machista dentro de muchas mujeres, que ni siquiera se animan a denunciar el maltrato o el abuso que soportan desde el matrimonio, trabajo o Iglesia .- Es muy normal que desde hace mucho tiempo el termino estar sujetas a sus maridos o a las autoridades, haya producido mucho miedo y culpa en la mujer, como para animarse a ser la mujer fuerte y valiente que yace dentro de ella; y salir de la mentira y engaño en el cual estan viviendo.
Por ello veo necesario y me agrada ver cuando desde la Iglesia y la Sociedad, se levantan mujeres en defensa de sus derechos y valia personal y denuncian la violencia en todas sus formas.
Despues de todo mujeres pensemos...
que si nuestro Creador cerró Su Obra, con nuestra Gloriosa Creación... Quién puede venir a decirnos que somos fragiles?? jajajaja ;) ...
te felicito por tu comentario, hay q animarse a pensar de un modo distinto a lo culturalmente establecido, por omision o por forma premeditada... en fin leer estos articulos y traspasarlos a nuestras hijas, hara q el vivir en pareja sea mas grato... y lo q piensen algunos (as) de una, no es lo importante, - lo q si es verdaderamente importante - es saber que piensa Dios de Cristo, nuestro Salvador!!!
ResponderEliminarHola!!! lei los comentarios, me parecen muy bueno, pero hay algo que quiero agregar, desde la psicologia.... el machismo se viene expresando como inferioridad, la mujer deber ser abnegada, conformista, disimulada, sometida ect,en el cual se hayan imbricados tantos factores y de tan diversa índole que se evidencia como una realidad social enmarcada en una época histórica determinada y en un contexto sociocultural determinado.la sociedad ha avanzado...y este concepto se esta desvaneciendo de a poco, lo vemos en la cotidianeidad..ya los hogares desgranados es decir; figuras parentales ausentes,mdres que son cabezas del hogar, o solo padres obviamente esto desencadena muchas consecuencias. lo fundamental y para ir terminando, es que para frenarr este fenomeno social, demandaria hacer un analisis exhaustivo. y por otro, la educación comienza por la familia, ella es la constitutiva de la subjetividad del niño, no hay que culpar a aquelllas mujeress que se dejan golpear o maltratar, generalmente vienen de un hogar abusivo y se terminan adaptando a estas situaciones con laa pareja que han elegido, por el tipo de educación que han recibido. ayudemoslas!!!!!!! besos!
ResponderEliminarBUENA
ResponderEliminarDios ayudame a ver acada mujer como un vaso fragil!!!
ResponderEliminarEspero que hayas entendido el artículo... Ysai.
ResponderEliminarEXCELENTE, CHICOS YA SABEN, GRACIAS PASTOR NUÑEZ.....
ResponderEliminarojala tuvieramos el lugar que nos corresponde gracias..por el valor a la mujer....gracias pastor
ResponderEliminarCreo que no podemos negar que el hombre por naturaleza es duro en su trato, y me atrevería a decir que la intención de Pedro no fue tanto dirigida a la frágilidad de la mujer en los términos que usted lo plantea, sino a la dureza del hombre por lo cual el Apóstol Pedro necesitaba exhortar al hombre en su cuidadoso trato hacia la mujer.No hay duda alguna que por ello Pablo exhorta al hombre a amar a la mujer. Gracias por su reflexión
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