Libertad de opinión, difamación, calumnia e injuria

Dr. Miguel Ángel Núñez

La libertad de opinión debe ser defendida como uno de los grandes logros del mundo moderno. Como diría la escritora inglesa Evelyn Beatrice Hall (1868–1919), en una frase erróneamente atribuida a Voltaire: “Estoy en desacuerdo con tus ideas, pero defiendo tu sagrado derecho a expresarlas”.

Opinar no debe estar en duda. Cada persona tiene derecho a la libre expresión, limitarla o anularla es simplemente un atropello a un derecho básico. De hecho el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos la consigna como un derecho fundamental. 
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Sin embargo, una cosa es opinar y expresar libremente y otra forma distinta es la difamación, la calumnia y la injuria. Algunas personas no logran entender la diferencia.

Difamación

Una opinión difamatoria tiene como objetivo destruir la honra y el prestigio de una persona. Cuando es oral, constituye un agravio, puesto que tiende a no trascender. Cuando es escrita toma la forma de un libelo puesto que queda consignado en un medio fijo, sea electrónico o en papel. En ambos casos, es difamación.

Lo que se dice es una mezcla de mentira y verdad, no obstante, los lectores u oidores, que reciben la información, no pueden distinguir claramente entre la verdad y el error. La ambigüedad es una de las características de la difamación.

Un ataque difamatorio es siempre una acción a mansalva. Es expresar opinión basado en rumores, informaciones parciales, mentiras, medias verdades, ambigüedades, énfasis desproporcionados y datos parciales.

La mayoría de los países defiende el derecho de las personas a la libre expresión. No obstante, muchas de ellas han creado leyes para condenar la difamación. Lo primero es un derecho, lo segundo un delito.

Injuria

La injuria es prima hermana de la difamación. La expresión injuria viene de una expresión latina compuesta que significa "lo contrario al derecho".

Es injuria todo acto dirigido contra una persona con el fin de perjudicar su reputación, o que atenta contra su autoestima, y que llega a ser conocido por terceros, en una acción lesiva y con publicidad en cualquier medio social.

Puede expresarse en expresiones soeces, de desvalorización, atribuir malas o segundas intenciones, dar información parcial para hacerse una idea equívoca de otro, despreciar ideas o comportamientos de otros, comparaciones denigrantes, expresiones ofensivas, motejar, mofarse o burlarse de algún individuo. Por lo tanto, todo lo que tienda a destruir la honra de otra persona, puede considerarse un acto injurioso.

El artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala claramente que:
Todo ser humano tiene el derecho natural al debido respeto de su persona, a la buena reputación.
Basado en este predicamento es que han surgido las leyes que condenan la injuria.

Calumnia

La calumnia está emparentada con la injuria, se constituye en tal cuando una persona emite una declaración falsa sobre otro individuo. Para que se configure el delito, la falsedad debe ser comunicada de manera oral o escrita en cualquier forma posible.

Siempre en la calumnia hay una acción intencional de dañar y sembrar dudas sobre la honorabilidad de una persona. Se constituye en delito toda vez que se cause no sólo daño efectivo en situaciones laborales o sociales, sino también por los efectos psicológicos que provoca en las personas calumniadas.

La ética de la libre expresión

La libertad de expresión debe ser éticamente sustentable. Afirmar algo sin base ni sustento no es libre opinión sino difamación.

Un comportamiento ético que se basa en principios entiende que toda persona tiene derecho a tener un buen nombre y una buena reputación.

Alguien puede estar equivocado, podemos opinar de sus ideas, incluso sobre su comportamiento, pero siempre cuidando de no atacar al individuo sin base ni sustento. Aún cuando sea errado su accionar tiene derecho a ser considerado inocente, hasta que no se demuestre lo contrario.

La delgada línea

Hay una delgada línea entre la denuncia y la difamación. Cuando algo no está bien y algún momento es necesario denunciarlo es un deber moral hacerlo, no obstante, es preciso que sea atendiendo a los hechos exclusivamente, sin declarar algo más.

Cuando se denuncia algo, pero sin sustento, basado en opiniones sin fundamento se está ante un acto difamatorio, por mucho que nos moleste la conducta u opinión que pretendemos denunciar.

Argumentum ad hominim

Concepto de la lógica formal. Literalmente significa “argumento contra el hombre”. Cuando se usa este resquicio errado de la persuasión lo que se pretende analizar pierde validez lógica.

El análisis de alguna idea o concepto debe ser hecho sobre la base de los argumentos exclusivamente. Cuando el análisis degenera en ataques personales, el argumento pierde valor.

La persona es irrelevante al análisis y al argumento. Personas de conducta errática como Anás pueden decir verdades y lo mismo a la inversa.

Cuando se ataca la honorabilidad de una persona, entonces se cae en un argumento que puede ser persuasivo, pero que está viciado. Un buen argumento sólo analiza los datos desconectados de la vida del individuo.

Religión y libre expresión

En muchas ocasiones, personas honestas, motivadas por un celo desproporcionado de la fe propia, tienden a difamar, calumniar o injuriar a quienes no tengan los mismos principios y conceptos religiosos.

Una cosa es el análisis de las ideas de otros, otra cosa muy distinta es injuriar, calumniar o difamar. Lo primero es algo necesario toda vez que las personas tienen derecho a examinar con cuidado qué ideas quieren creer, lo segundo, es un delito que atenta contra el derecho a la honorabilidad de las personas.

Cuando una persona religiosa, por muy honesta que sea, crea un estereotipo sobre alguna persona con la cual no comparte sus ideas religiosas, simplemente, con dicho acto invalida la defensa de sus propias ideas.

La libertad de opinión y de expresión no debe ser limitada ni siquiera para cuestiones religiosas o teológicas, no obstante, siempre deben expresarse respetando la honra, buen nombre y credibilidad de otros.

La defensa de la verdad se obstruye, denigra o anula, cuando en el celo por la certeza religiosa o el dogma que sustentamos, denigramos, motejamos, desvalorizamos, nos burlamos, injuriamos, difamamos, o calumniamos a quienes sostienen una idea contraria. Es lo que la Biblia llama maledicencia.

Muchos religiosos se sienten con derecho a la injuria porque supuestamente están defendiendo su convicción religiosa. Dicha forma de actuar no es admisible, toda vez que la defensa de la verdad no implica cometer delitos.

El silencio de los testigos


Ahora bien, todo esto tiene un correlato ético que es necesario analizar. Siempre que se difama, calumnia o injuria a alguien hay testigos. Cuando los testigos callan, entonces, se convierten en cómplices y son tan culpables como los difamadores, calumniadores e injuriosos.

Callar ante el atropello de alguien es validar la conducta errada. Callar ante la injuria es complicidad. Callar ante el agresor, por comodidad o "prudencia", es cobardía.

En la Alemania nazi la mayoría de los cristianos, de los que decían estar comprometidos con Dios y su Palabra callaron ante las atrocidades del régimen. De nada sirvió que después salieran a pedir disculpas, el daño estaba hecho, el ateísmo alemán contemporáneo tiene alguna lógica.

En la Rusia de los zares, los cristianos comprometidos callaron ante el atropello que sufrían los judíos por haber sido culpables de "la muerte de Cristo". El rechazo a la religión que vino después es parte de los efectos del silencio de los testigos.

En Latinoamérica, la mayoría de los cristianos callaron ante el atropello de los derechos humanos efectuado por los gobiernos de facto que irrumpieron de manera salvaje en la historia de miles que fueron asesinados, destrozados y torturados. El descrédito de los grupos religiosos que hay en Sudamérica es parte de la reacción ante el silencio de los que supuestamente deberían defender lo bueno, lo justo y lo de buen nombre.

Se podrían dar cientos de ejemplos históricos que muestran las graves consecuencias de callar ante la injusticia, la calumnia, la injuria y la difamación, actitud, que lamentablemente han tenido a través de la historia muchos cristianos. Ruanda, EE.UU., Kosovo, El Salvador, Nicaragua, Francia, España, y la lista sigue, de países que en diferentes momentos de la historia han sido testigos de diferentes tipos de agresión a personas que sólo defendían su derecho a opinión, mientras los cristianos, callaban para ser "políticamente correctos" o simplemente, por silencio cómplice.

En la iglesia, cuando alguien es difamado, injuriado o calumniado, y el resto de la hermandad calla por prudencia, miedo o lo que sea, provoca no sólo que muchos se alejen de la fe, sino que tarde o temprano dicha actitud se convierta en la forma tradicional de actuar.

El derecho a opinar

Nadie debe ser privado de su derecho a opinar. La libre expresión es un derecho fundamental consignado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, la libre expresión está reñida con formas de actuación que constituyen delito: Difamación, injuria y calumnia.

Los religiosos, especialmente, deberían ser instruidos en la lógica de la expresión libre de la opinión para no caer en excesos que invaliden de hecho sus propias verdades.

Opinar es un derecho. Injuriar, difamar, calumniar es un delito. Distinguir una conducta de la otra es clave para un buen entendimiento entre los seres humanos.

© Dr. Miguel Ángel Núñez. Prohibida su reproducción parcial o completa sin la autorización expresa del autor.

Comentarios

  1. DIOS LOE BENDIGA PASTOR , SIEMPRE SOY MUY BUENOS Y DE GRAN BENDICION SUS ARTICULOS.. SALUDOS LE MANDO UN ABRAZO

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  2. Bendiciones, y Feliz sabado. Estaremos esperando mas articulos para seguir aprendiendo cosas que no sabemos pero que estan deacuerdo con la palabra de Dios, muchas veces por nuestra culpa ya que no investigamos, nos gusta mucho que nos cuenten cuentos y lo creemos facilito, pero bueno eso tiene que cambiar. saludos.

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  3. Dios nuestro Señor ve el corazón de cada uno... Por mas que nuestra naturaleza humana trate de inventar egos mal fundados, nuestro norte debe ser la influencia del amor de Cristo y nuestra comunión para volvernos espejos de El... Bendiciones pastor que pase Feliz Sábado :)

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  4. " SIN CRISTO NADA PODÉIS HACER" solo Cristo debe ser nuestro ejemplo de "vida" no miremos a los costados, miremos hacia Cristo, el único modelo perfecto a imitar. DIOS ES AMOR Y NADIE PUEDE SER FORZADO HACER ALGO QUE NO QUIERE; RESPETANDO SUS PRINCIPIOS QUE ES LA BASE DEL VERDADERO FUNDAMENTO DE NUESTRA FE. Dios nos ayude a mantenernos firmes en nuestros principios y convicciones. Si aun el que esta errado merece respeto y tener su propio espacio......mas aun los que tienen la certeza de que , lo que hacen es VERDAD. " YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA" Palabras tan profundas y llenas de autoridad. Dios nos ayude en estos tiempos tan difíciles; pero con la seguridad de que Dios, sabrá conducir a sus hijos hacia la verdadera "libertad" Gracias pastor Miguel, y que nuestro Dios lo siga bendiciendo en gran manera!!!!!!!!!

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  5. increiblemente los que critican y juzgan siempre actuan de manera aspera, sin el reflejo del amor de Cristo, hacen conforme al espiritu que los inspira, que en este caso no es el del Señor, Dios nos ayude a tener más de su caracter en nuestras vidas y reflejar asi su amor para con nuestro projimo, muy acertada su reflexion pastor, Dios le bendiga.

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  6. Y al decir por sus frutos los conocereis , no es juzgar?

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  7. Es un analisis tan cierto que nunca antes lo habia leido con tanta claridad y sabiduria. Much as gracias pastor y felicidades!

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